Cristina López* – @elvicristhy
Una de las películas más populares para la generación de los noventa, es Jumanji. Se estrenó en 1995 en salas y gracias a la antigua señal del canal 5, en México pudimos verla seguramente más de una vez durante esos fines de semana familiares. Se trata de una película dirigida por Joe Johnston y está basada en el libro del mismo nombre que fue escrito e ilustrado por Chris Van Allsburg.
La película trata sobre Jumanji, un juego de mesa mágico que es hallado por Alan Parrish (Robin Williams). Alan lleva una relación áspera con su padre, quien es el dueño de una fábrica de zapatos en el poblado de Brantford. En un escape de los problemas con su padre, junto con su buena amiga Sarah, Alan explora el misterioso tablero de Jumanji. Apenas inicia la partida, descubre su magia y casi de inmediato es atrapado por el juego durante 25 años. Judy (Judy Shepherd) y Peter (Peter Shepherd) son un par de niños huérfanos que llegan a habitar aquella casa tiempo después de que Alan desapareciera. Tras un llamado misterioso, descubren el tablero y reanudan la partida de Jumanji que trae de vuelta a un Alan adulto y salvaje. Al mismo tiempo, en cada partida suceden hechos fantásticos que irán desbordando una jungla peligrosa sobre el pueblo de Brantford. Juntos deciden llevar el juego hasta su última consecuencia para poder ganar Jumanji y revertir el caos.
Dirigida al público juvenil, hoy es conocida entre el género de aventura y acción. Sin embargo, en medio de los aconteceres fantásticos de la película podemos vislumbrar una historia de terror. De acuerdo con Chris, el autor del libro, Jumanji es una historia que habla sobre la confrontación con el terror que los niños experimentan ante la ausencia de los padres. Un argumento también utilizado en películas como Coraline, Lemony Snicket, Una serie de eventos desafortunados o Hook, el regreso del Capitán Garfio.
Justo la orfandad, una situación lamentable en la que seguramente nadie quisiera encontrarse en la vida real, es el elemento que une a los personajes en Jumanji. Como en la mayoría de películas para jóvenes, las escenas están llenas de humor y pruebas de valentía para los personajes. Sin embargo, a pesar de que las aventuras y la acción son retratadas con grandes efectos especiales y comicidad, es cierto que los personajes están constantemente confrontando situaciones de terror que los ponen en peligro de muertes violentas.
El actor Robbie Williams, quien conocía bien el libro de Chris, estaba de acuerdo con que Jumanji es una historia que habla sobre el miedo de los niños a ser abandonados o separados de sus padres. El Alan adulto que interpretó es un niño “salvaje” que tuvo que crecer en soledad rodeado de los peligros de un mundo desconocido y perseguido por un cazador que lo quería muerto (o al menos deseaba la muerte de su niñez de manera metafórica, a juzgar por la doble interpretación de Jonathan Hyde como padre y cazador de Alan). Además de la nostalgia que proyecta por el tiempo perdido en el juego, se nota su necesidad de ser reconfortado por sus padres, a quienes busca a penas regresa del juego.
La crítica de aquél entonces consideró a Jumanji como una película no apta para el público infantil. Incluso la Motion Picture Association of America (MPAA) la etiquetó como PG, que sugiere que la película se vea bajo supervisión pues no se consideró apta para preadolescentes por sus “escenas perturbadoras”. Si se trata de una actitud paternalista o no, al menos parecería ser una falta sobre la exploración del género de terror para el público menor de edad. Cuáles son las historias de terror que podemos ofrecerles y cómo deberíamos contarlas, es la cuestión.
Después de todo, el tratamiento del terror en Jumanji es bueno y, como en toda película dirigida a un público menor de edad, no deja a sus espectadores atrapados en una angustia paralizante sino que les ayuda a resolver. Al ganar, el juego restituye a Alan en su niñez y borra la línea temporal en la que vivió sin padres dentro de Jumanji. Como extra, Alan conserva los recuerdos de sus vivencias y de alguna manera ese aprendizaje le ayudará a tomar mejores decisiones y actitudes en la tropezada relación con su padre. De esta manera, Jumanji no es precisamente un tablero “maldito” e indestructible como en las películas sobre la Ouija. Aunque sí es un juego aborrecido por sus exjugadores, la interpretación más positiva podría ser que seguirá existiendo a la espera de una nueva aventuras y moralejas.
Hasta ahora, es probable que muchas personas recuerden a Jumanji como una gran película de fantasía que marcó su infancia y poco se sabe si alguien tuvo secuelas por la historia o sus escenas. Quizá el terror perturbador de Jumanji solo exista en el criterio de los ojos adultos. Dejando de lado su valor nostálgico, puede que volver a ver Jumanji sea una revelación para la generación que creció en los noventas. El mismo público que hoy en día teme la vida adulta y a menudo tiene presente que en efecto, es angustiante responsabilizarse de su destino sin ayuda de los padres. Pero esta vez, no no se tiene la posibilidad de volver el tiempo atrás.
*Alumna del curso en línea Crítica cinematográfica en CinEspacio24.
Sé el primero en comentar en «Jumanji, el terror de la adultez»