Hoy quiero volver solo es una agradable propuesta del cine brasileño. Ópera prima de Daniel Ribeiro, narra la vida de Leonardo, un adolescente ciego, que al conocer a Gabriel, un nuevo compañero de su escuela, nacerán en él sentimientos que desconocía. Una bella historia de amor.
Por Martín L. González* Si pienso en cine brasileño me imaginó las favelas, la delincuencia e incluso la pobreza extrema, algo semejante a Ciudad De Dios (Fernando Meireles, 202), pero la filmografía de dicho país tiene grandes joyas completamente opuestas como es el cinta Hoy quiero volver solo. Leonardo (Guilherme Lobo) es un joven estudiante invidente, que sufre de bullying por parte de sus compañeros de su escuela. Es constantemente exhibido ante los demás y suele ser el centro de burlas del salón. No obstante, puede soportarlo gracias al apoyo de Giovanna (Tess Amorim), una chica noble, que no tolera los ataques contra su mejor amigo. Un día de clases cualquiera llega repentinamente Gabriel (Fabio Audi), un sonriente chico de cabello rizado, con la única intención de dedicarse a sus estudios, y por cuestiones del destino le toca la “dicha” de sentarse atrás de Leonardo. Sin saber de su condición especial, Gabriel comienza a relacionarse con Leo y cual perfecta historia de amor, tienen que realizar juntos un proyecto escolar, del que Giovanna se verá excluida. Esto provocará un triangulo amoroso que cambiará la vida de los tres. Solemos descalificar a las Teen Movies por su falta de propuestas o por lo repetitivas que suelen ser, pero cuando vemos una idea arriesgada con bases solidas los resultados pueden ser sorprendentes. El director Daniel Ribeiro se arriesga con una mezcla entre la discriminación y el amor, y consigue alejarse de los clichés comunes para lograr darle identidad a su trabajo. El cine romántico se ha encargado de que idealicemos un amor tan puro y sincero al que se suele aspira, el tan conocido “amor de película”, y con la decadencia en los largometrajes de este género, Hoy quiero volver solo se vuelve un “faro” para todos aquellos que aún creen en el amor verdadero. El mensaje de la película, que es tan humano, deja una marca en el corazón de los espectadores que nos vuelve soñadores. El vínculo amoroso que se crea entre los protagonistas es tan natural y sincero que se convierte sin mayor esfuerzo en algo cautivador. Apoyándose de diálogos naturales y acordes a las situaciones no es para nada difícil involucrarnos con ellos y relacionarnos con las sucesos tan comunes que se presentan en pantalla. Dicen que el amor es el sentimiento más puro que puede existir. Amemos sin pensar en el que dirán, por un momento pensemos en nosotros , olvidemos al mundo y tan sólo seamos felices.
Colaborador en CinEspacio24 Noticias.
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