Crítica de Home is somewhere else, documetal animado de los directores mexicanos Carlos Hagerman y Jorge Villalobos, quienes nos narran los problemas y los sueños de tres familias mexicanas que radican en Estados Unidos.
Por Arturo Brum Zarco*
La animación es cine y gracias a las libertades creativas que por naturaleza tiene en ocasiones logra acentuar mejor un tema complejo e importante, ya que por medio de metáforas visuales, que sólo se logran gracias a esta técnica narrativa, el mensaje es más contundente.
Es por eso que el documental animado Home is somewhere else –el cual aborda el tema del migrante-, es una propuesta entretenida, conmovedora y reflexiva, pues las imágenes animadas que presenta recrean unas historias impactantes que consiguen resaltar su mensaje de empatía y entendimiento hacia las personas que decidieron abandonar su país para buscar una mejor condición de vida.
La película es dirigida por los mexicanos Carlos Hagerman y Jorge Villalobos, quienes narran tres relatos de familias mexicanas que viven en Estados Unidos y que además de ser migrantes comparten algo en común, viven y sufren el horror de la separación de su familia.
Es así como el eje de este documental es hablar del migrante que radica en Estados Unidos, y cómo su entorno familiar puede desaparecer en cualquier momento y de manera por demás abrumadora.
Este tema que merece mucho debate y reflexión, sobre todo en estos tiempos donde la migración que debería ser un derecho se ha convertido en un acto peligroso y prohibido, en Home is somewhere else lo abordan desde una manera poética, para nada condescendiente y sobre todo con mucha esperanza.
De esa forma, los directores usan las vivencias de sus personajes con respeto, sin victimizar ni dramatizar de manera vulgar la experiencias de cada uno de ellos; al contrario, muestran a los protagonistas como seres complejos, con sueños, incertidumbre, tristeza y alegría, ya que cada uno a su manera añora y comprende cuál es su hogar.
Todo eso se destaca al presentar cada historia con una animación diferente, pues cada estilo va acompañado de la perspectiva y la idiosincrasia de quien narra. En el primer relato la estética nos lleva a aplaudir los actos valientes de una niña que nació en Estados Unidos pero que vive con cierta incertidumbre porque su padre es mexicano.
En el segundo, la animación nos lleva a entender la vida de las hermanas Elizabeth y Evelyn, y cómo esta última parece tener mucha culpa por ser la única con nacionalidad estadounidense.
Para terminar con la historia de José Eduardo Aguilar, quien creció desde los ocho años en Estados Unidos, pero a los 23 años fue deportado. Ya en México se convierte en “El Deportee” un artista de spoken word, que busca ayudar a los migrantes por medio de su activismo y su poesía, de hecho la película usa sus textos como guion.
Recientemente, el documental animado ha mostrado los grandes beneficios que tiene, pues, como mencionamos, su libertad para construir ensoñaciones, metáforas visuales e imágenes poéticas llegan a impactar y conmover de manera más certera al espectador. Para ejemplo, los filmes Vals con Bashir (2008, Ari Folman) que narra la matanza de refugiados palestinos en Líbano en 1982 o la cinta Flee (2021, de Jonas Poher Rasmussen), la historia de un refugiado afgano en Dinamarca, largometraje que fue nominado al Oscar en la categorías de Mejor Película Animada, Mejor Documental y Mejor Película Extranjera.
Home is somewhere else, que se estrena en salas de cine este 4 de mayo, es una obra para todas las edades, pues sus imágenes animadas nos invita a soñar que la migración sea en verdad un derecho que se respete.
*Periodista y realizador. Director de CinEspacio24.
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