Joaquín Pardavé fue uno de los grandes comediantes en la época de oro del cine mexicano. Gracias a su talento, consiguió hacer reír a una generación completa, dejando una enorme huella en la industria nacional.
Por Martín L. González* Joaquín Pardavé Arce nació el 30 de septiembre de 1900 en el suburbio urbano de Churipitzeo, en Pénjamo, Guanajuato. Hijo de actores de teatro con orígenes españoles, Joaquín creció rodeado del mundo artístico; incluso su nacimiento ocurrió durante una gira de la compañía en la que actuaban sus padres. Desde pequeño se involucró en el medio, ya que su primer papel lo consiguió a los cuatro años en una obra titulada La cara de Dios. Su faceta como músico la exploró poco tiempo después, cuando falleció su madre. Joaquin tenía dieciséis años cuando esto ocurrió, por lo que tuvo que dejar la escuela y comenzar a trabajar para sacar adelante a sus hermanos. Así es como en 1917 comenzó a trabajar como ayudante de telegrafista en Ferrocarriles Nacionales, razón por la que se mudó a Monterrey. Durante esta etapa de su vida escribió la canción “Mi Carmen”, dedicada a su entonces novia Carmen Delgado. Pero su verdadero camino no era ese, en 1919, su tío Carlos Pardavé lo llamó para regresarlo al camino de la actuación. Para abril de ese año, Joaquín ya se encontraba de nuevo en los escenarios teatrales, iniciando oficialmente su carrera artística, formando parte de la obra Los hijos del Capitán Grant. Tras esto, comenzó a trabajar en la compañía de José Campillo, debutando en La banda de las trompetas. Su éxito comenzó a crecer cuando decidió explotar su lado cómico. Dando vida a papeles que hacían burla a los estadounidenses y orientales en obras como Buster Keaton, El chino y El loco. Incluso llegó a formar pareja con el también cómico Roberto “El Panzón” Soto (padre del comediante Fernando Soto “Mantequilla”) Todo este éxito como actor de teatro lo llevó a debutar en el cine, en la película silente Viaje redondo (José Manuel Ramos, 1919). En este medio incursionó como compositor musical, actor, guionista y director. Su primera película sonora fue El águila y el nopal (Miguel Contreras Torres, 1929). Participó como villano en el filme Águilas frente al sol (Antonio Moreno, 1932) y realizó un papel secundario en la cinta Jalisco nunca pierde (Chano Urueta, 1937), pero su carrera explotaría con el largometraje México de mis recuerdos (Juan Bustillo Oro, 1944). Como director y guionista, realizó sus propias películas, las cuales se alternaban entre la comedia y el drama. Así, entre su filmografía como director se encuentran las cintas El bálsamo Jalil (1942), Los nietos de Don Venancio (1946) o Un charro de rancho grande (1947). Tras consolidarse en la industria cinematográfica, regresó al teatro participando en la obra Orfeo en los infiernos. En el ámbito musical, tuvo una prolífica carrera, componiendo temas como Negra Consentida, No Hagas Llorar A Esa Mujer, Ventanita Morada, Bésame en la Boca, entre muchas otras. El 20 de julio de 1955 falleció a la edad de 54 años en la Ciudad de México, a causa de un derrame cerebral por una hipertensión arterial descontrolada. El legado de Joaquín Pardavé es único, pues más allá de sus actuaciones y su comedia, nos dejó una gran cantidad de películas escritas y dirigidas por él, así como increíbles composiciones musicales de su autoría.
*Colaborador y reportero de CinEspacio24 Noticias
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