Crítica de Exhuma: la tumba del diablo, película de terror surcoreana del director Jang Jae-hyun. El filme nos narra cómo un grupo de chamanes abrirán una tumba y despertarán a un terrible ser que dañó a la sociedad coreana en el pasado. Una cinta que nos lleva al folclor y a la historia de dicha nación.
Por Arturo Brum Zarco*
Exhumar es desenterrar un cadáver o restos humanos, un acto que bien se puede entender, metafóricamente, como abrir una cápsula del tiempo, donde el pasado regresa al presente, en ese sentido, es posible que la exhumación esté acompañada de secretos, heridas que aún no cicatrizan o historias olvidadas.
Hacia esas reflexiones nos lleva la película de terror surcoreana Exhuma: la tumba del diablo, tercer largometraje de Jang Jae-hyun (Los exorcistas, Svaha: The Sixth Finger), quien actualmente es uno de los grandes referentes del cine de horror y suspenso en su país.
Con su reciente trabajo, ahora se posiciona como un director reconocido mundialmente, ya que su película es un éxito en taquilla tanto local como internacionalmente, pues hasta el momento ha recaudado más de 97 millones de dólares en todo el mundo.
Exhuma: la tumba del diablo nos narra cómo Hwarin (Kim Go-eun) una reconocida chaman es contratada por una misteriosa familia adinerada surcoreana que vive en Estados Unidos, para que investigue la extraña enfermedad que afecta a sus hijos primogénitos.
Sus pesquisas la llevan a concluir que es necesario abrir las tumbas de sus antepasados para descubrir la maldición que los aqueja. Para esa labor recibe la ayuda de un experto en exhumación Kim Sang Deok (Choi Min-sik). Juntos descubrirán que la tumba que buscan se encuentra en una montaña donde habitan seres diabólicos.
Además de su éxito comercial antes mencionado, es una película con una manufactura de gran calidad, que entiende la esencia del cine de terror surcoreano, el cual se caracteriza por temas de venganza, redención, secretos y crímenes del pasado que resurgen en busca de justicia. El director aborda estos temas con gran acierto en el acto de la exhumación.
Todo lo anterior acompañado de una muestra detallada del folclor coreano, muy parecido a lo que hizo el realizador surcoreano Na Hong-jin con su cinta The Wailing (2016), pues en ambos filmes, que claramente se pueden etiquetar dentro del subgénero del folk horror, utilizan chamanes, exorcismos y cosas sobrenaturales para mostrar la trágica historia surcoreana.
Historia en la cual permea la violencia y la guerra, ya que la península de Corea estuvo bajo las órdenes del Imperio japonés a principios del siglo pasado. Un tiempo después sucedió la guerra que separó el territorio en Corea del Norte y Corea del Sur.
Dos puntos claves para apreciar Exhuma: la tumba del diablo, pues la acciones más importantes de la cinta suceden en una montaña que se localiza en la frontera de las dos coreas y el fantasma a vencer es un ente japonés que añora el control que tenía sobre la población y el territorio del lugar. Simbolismos que acentúan el horror y dan un contexto complejo a la obra.
De esa forma, Jang Jae-hyun crea una buena película de terror donde abre las puertas a la historia y el folclor de su nación para llevarnos a una ambientación terrorífica y reflexiva sobre el pasado, el duelo y las tumbas como un lugar para reconocer nuestra identidad.
Exhuma: la tumba del diablo, que ya se encuentra en los cines mexicanos, es una cinta que además de provocar miedo, busca un mensaje esperanzador y de reconciliación. Por medio de una historia presentada de forma episódica plantea un mensaje de paz entre el pasado surcoreano y su actualidad.
*Periodista, crítico de cine y realizador. Director de CinEspacio24.
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