Ennio Morricone, un genio musical inigualable

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Pasarán lo años y nunca volveremos a tener a un músico de la magnitud del maestro Ennio Morricone. Capaz de reinventarse así mismo y de entender la música como nadie. Su trabajo es único e irrepetible, ya que a lo largo de su longeva carrera trabajó en diversos géneros cinematográficos.

Por Martín L. González*

@martin_lgonzale

Ennio Morricone nació el 10 de noviembre de 1928 en Roma, Italia. Con un talento nato para la música, a la edad de seis años compuso su primera obra musical. Su padre Mario Morricone, un músico italiano intérprete de trompeta, decidió inscribir al pequeño Morricone en la Academia Nacional de Santa Cecilia, cuando este tenía nueve años.

Al cumplir 12 años, entró a estudiar en un conservatorio, donde se inscribió en un programa de armonía que duraba cuatro años, sin embargo el niño pródigo lo terminó en tan sólo seis meses.

En 1946 recibió un diploma en trompeta y a partir de ese momento comenzó a trabajar de manera profesional. Finalmente concluyó sus estudios en 1954, tras esto, laboró como escritor fantasma, componiendo música para diversos filmes sin recibir crédito, ya que dichas obras se atribuían a importantes músicos de la época. A pesar de esto, Ennio Morricone fue cobrando relevancia poco a poco en gran medida gracias a su trabajo en estaciones de radio para las que solía hacer la música de fondo.

Durante los siguientes años la leyenda de Ennio Morricone creció. Después de algunas participaciones arreglando música de compositores de la industria cinematográfica, fue contactado por su amigo de la infancia el director Sergio Leone, con quien trabajó en diversas cintas del género spaghetti western, donde dejaría huella en los filmes Por un puñado de dólares (1964) y Erase una vez en el oeste (1968). Dando cátedra de su talento decidió parodiarse a sí mismo con el filme Mi nombre es ninguno (1973), del director Tonino Valerii, pero quizá su proyecto musical más recordado de aquella faceta es su composición para la película El bueno, el malo y el feo (1966).

En los próximos años, Morricone se alejaría de su zona de confort entregando bandas sonoras consideradas como obras maestras, como Erase una vez en América (Sergio Leone, 1984) o Cinema paradiso (Guiseppe Tornatore, 1988), que demostraron el increíble talento de Morricone y que son recordadas como composiciones únicas e irrepetibles. Todo esto permitió que Ennio Morricone fuera considerado uno de los compositores más importantes del siglo XX.

El reconocimiento del que gozó Ennio Morricone fue más allá de las palabras, recibió dos premios Grammy, tres Globos de Oro, cinco BAFTA, diez David de Donatello, once Nastro d’argento y el Premio de Música Polar, el cual es considerado por muchos como el premio Nobel de la música.

También recibió un premio Oscar honorífico en 2006; hasta que finalmente se hizo justicia divina y tras varias nominaciones a los premios de la academia estadounidense al fin consiguió alzarse triunfador en la categoría a Mejor banda sonora original por su trabajo en la cinta Los 8 más odiados (2015) del director Quentin Tarantino.

Resulta una tarea titánica enlistar todos sus trabajos, ya que su legado ronda aproximadamente las 500 bandas sonoras, de entre las cuales destaca su colaboración con cineastas de la talla de Bernardo Bertolucci, Pedro Almodóvar, Vittorio de Sica, Pier Paolo Pasolini, Darío Argento, John Carpenter, Brian de Palma, entre muchos otros.

Capaz de llenar estadios con sus presentaciones cual estrella de rock, Ennio Morricone le dio un nuevo significado a los compositores musicales en el mundo del cine. Falleció el 6 de julio de 2020 a la edad de 91 años. Un artista que será recordado como aquel genio musical irremplazable. Hasta siempre, maestro Morricone.

“La inspiración no existe, solo existe el trabajo, el tesón, la constancia”.