La cinta francesa No Soy Quien Crees nos cuenta la vida de Claire (Juliette Binoche), una mujer de cincuenta años, con hijos y divorciada, quien crea una cuenta falsa de Facebook para ver que hace su ex novio, sin embargo se enamora de otra persona.
Por Martín L. González* El término catfish o catfishing se utiliza para describir el acto de usurpar la personalidad de alguien en las redes sociales, esto con la finalidad de ligar con una persona y en ocasiones cometer algún acto delictivo. La película francesa No Soy Quien Crees nos narra la historia de Claire (Juliette Binoche), una mujer divorciada de cincuenta años, con dos hijos y que tiene una relación amorosa con Ludo (Gillaume Gouix), un joven que no busca nada serio con ella. Después de que Ludo desaparece de su vida, Claire decide crear un perfil falso en Facebook para hacerse amiga de Alex (François Civil), el mejor amigo de Ludo, y así saber sobre la vida de su ex. Sin embargo, Claire y Alex terminan enamorándose, sólo que mientras Claire está perdidamente enamorada de Alex, Alex está enamorada de la falsa imagen de Claire en Facebook, poniéndola a prueba para saber hasta dónde es capaz de mantener esta farsa. El director Safy Nebbou nos ofrece una cinta que trata diversos temas, apoyándose de los cambios que se presentan a lo largo de la trama, consiguiendo que vayan de la mano durante toda la película. Comienza mostrando cómo es que se manejan las relaciones en la actualidad, y la influencia que tiene en ellas las redes sociales. Por medio de los escenarios y la dirección de arte consiguen tapizar la pantalla con teléfonos y computadoras sin opacar a nuestros protagonistas. Partiendo de la tecnología, la cinta comienza a abordar el aislamiento, mostrando tomas cada vez más cerradas y consiguiendo que nuestra protagonista sea vea separada de la sociedad que la rodea, aún cuando hay muchas personas a su alrededor. Finalmente, el largometraje muestra su carta más fuerte y comienza a escupirnos en la cara un sermón sobre el abandono y el miedo a la soledad, que nos obliga a ser quienes no somos sólo por encajar en la sociedad. El filme juega con nosotros a su conveniencia, creando un enorme catfish que cubre a toda la cinta, engañándonos hasta el punto en que ya no sabes que es real y que no lo es. Pero todo esto funciona porque sentimos empatía por el personaje principal. El desarrollo que sufre nos hace entender sus causas y sus deseos, porque se sienten completamente reales. Los golpes que nos da No Soy Quien Crees son certeros y directos a nuestras fibras más sensibles, dejándonos reflexionado sobre qué es lo que estamos haciendo y qué tan solos nos estamos quedando por fingir algo que no somos. *Colaborador CinEspacio24
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