Clueless, protagonizada por Alicia Silverstone, Brittany Murphy y Paul Rudd, es una chick flicks que popularizó las comedias para adolescentes; aquí un análisis de esta icónica cinta de los 90.
Por Zuri Grace Bretón *
El séptimo mes del año se nos fue y dentro de las muchas efemérides cinéfilas que tuvimos en julio, vale la pena resaltar una que a varios les hará sonreír con nostalgia noventera, el aniversario 26 de la comedia romántica adolescente por excelencia: Clueless.
Protagonizada por la mítica Alicia Silverstone y dirigida por Amy Heckerling, Clueless se estrenaba un 19 de julio de 1995 en un mundo completamente distinto al actual donde los enormes teléfonos celulares con antena retráctil y los estampados de tartán (de cuadritos) eran el último grito de la moda.
Si se decide desempolvar los recuerdos y ver cómo ha envejecido, tan sólo cinco minutos de iniciada la cinta nos sorprenderá recordar la fantasía tecnológica del clóset de Cher, su protagonista, con el que un programa de computadora le escogía sus icónicos outfits de minifaldas, coordinados y boinas. Y aunque duela admitirlo, mucha de esa moda está ahora siendo rescatada por la Generación Z (signo de que los X y milenials ya somos viejos y ahora eso es lo retro).
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Pero, la herencia de Clueless va mucho más allá de las tendencias estéticas, la película, adelantada a su época, fue un importante precedente en su género y marcó la pauta para el tono, ritmo y narrativa que tendrían estas cintas en los primeros años del siglo XXI, esa ola de Chick Flicks (comedias románticas diseñadas para la audiencia femenina) que se dio en los dosmiles donde la trama gira alrededor de chicas delicadas, “fresas” y aparentemente superficiales que tenían un viaje de autodescubrimiento donde encuentran su verdadero valor e ideales.
Es decir, antes de Elle Woods (Legalmente Rubia, 2001), existió la niña consentida con marcas de diseñador, Cher Horowitz (Alicia Silverstone) y previo al reinado de las plásticas y su transformación de una chica “simple” en popular (Chicas Pesadas, 2004), la dinámica de las preparatorianas inalcanzables que adoptaban a una recién llegada la tuvieron Cher y su inseparable amiga Dionne (Stacey Dash) con Tai (Brittany Murphy).
Antes de que Gil Junger dirigiera la adaptación modernizada de La fierecilla domada de William Shakespeare, 10 cosas que odio de ti (1998) o incluso previo a la adaptación literaria más obvia, Romeo+Juliet (1996), los productores de Clueless tomaron la novela clásica de Jane Austen, Emma, de 1815 y la trasladaron a los 90 para enamorar a toda una generación de la glamurosa vida de Cher en Beverly Hills.
Y es que a pesar de que evidentemente, por su género, se trata de una comedia ligera, sí que existe un nivel de lectura más amplio que explica el profundo impacto que tuvo esta película para la cultura pop hasta nuestros días. Cher, la niña malcriada y vanidosa, que tiene una vida tan fabulosa que desea arreglarle sus problemas a los demás, se topará con pared, admitiendo que en realidad no tiene “ni idea” (título en español), no sólo del mundo que le rodea, sino de ella misma y deberá descubrir quién es más allá de la burbuja en la que ha estado cómodamente encerrada. Esto lo hace acompañada de sus amigos, profesores y (obviamente) de su interés romántico Josh, el único que no la idolatra y se atreve a juzgarla, interpretado por un muy joven y apuesto Paul Rudd.
Y aunque su comportamiento bobo y actitud arrogante deberían de resultarles irritante al púbico, es un personaje tan bien construido e interpretado con gran carisma por Silverstone, que es imposible no caer en su encanto y darle algunas concesiones mientras te arrebata varias risas con el ingenio que tiene.
Quizá sea ese su mayor acierto, lo difícil que resultaba encajar a su protagonista en algún arquetipo de la época (moldes predeterminados de personajes que se reproducen constantemente en cine y tv), porque sí, Cher tiene una personalidad caprichosa, ingenua y aparentemente poco brillante, pero es también dulce, genuinamente se interesa en el bienestar de quienes le rodean y cuando se impone retos demuestra agudeza intelectual…es decir, Cher era bastante más que una superficial “rubia tonta”. Se podría decir que su personaje supuso el nacimiento de un nuevo arquetipo, uno en el que, con sus obvias diferencias y particularidades, encajan las protagonistas de todas las cintas previamente mencionadas y más, como Torrance de Triunfos Robados (2000) o Jenna de Si yo tuviera 30 (2004).
No sorprende entonces que en el revival de los noventas que atravesamos estos días muchos jóvenes estén descubriendo esta película e incluso haciendo tendencia en TikTok la recreación de aquella escena en la que Cher camina como diva por el campus en su atuendo amarillo de cuadros, y empuja a un chico que intenta besarla, soltando su icónico “Ugh, as if!”
En fin, definitivamente cualquier excusa es buena para revisitar este clásico de culto que marcó un antes y un después en las comedias adolescentes, pero que es disfrutable sin importar la edad que tengamos.
*Licenciada en Comunicación, analista y crítica cinematográfica y colaboradora en CinEspacio24 Noticias
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