Desaparición en el Hotel Cecil es una serie documental, producida por Netflix, que relata los casos más extraños ocurridos en el Hotel Cecil de Los Ángeles; destaca la investigación de la muerte de Elisa Lam en 2013. Un true crime dirigido por Joe Berlinger.
Por Isaac Piña Galindo*
El infame hotel Cecil, ubicado en un sector conflictivo de Los Ángeles. La desaparición de una joven estudiante extranjera. Un video viral que despertó la curiosidad internacional.
Con su tercer trabajo-original-de-Netflix, el veterano director Joe Berlinger aborda la escabrosa desaparición y muerte de Elisa Lam. Documental true crime con el cual observamos a detalle el proceso detectivesco que se llevó a cabo, al tiempo que varios internautas y youtubers comparten su experiencia personal en el desarrollo del caso.
Berlinger refuerza la trama al también incluir el “punto de vista” del hotel, ya que aprovecha que el lugar hace las veces de un personaje más, con una energía y una presencia muy particulares. Porque, como menciona un reportero, el edificio representa una pieza clave para desentrañar la historia de los últimos días de Lam.
Probablemente, la curiosidad de la audiencia en general, más allá de saber qué ocurrió en el estremecedor video del ascensor, se concentra en saber si una fuerza oscura, casi demoniaca, sea la razón que explique no nada más el caso Lam, sino la naturaleza perversa del hotel.
Sin duda, los mejores momentos del documental surgen de la concienzuda investigación de Berlinger, quien cada tanto expone datos truculentos que ilustran la historia del Cecil, desde asesinos tomando un respiro de su tarea mortal, hasta suicidios que tuvieron lugar en circunstancias extrañas, sin olvidar las habitaciones convertidas en escondrijos de drogadictos y guaridas de proxenetas.
Colorido paseo que poco a poco nos aleja del terreno sobrenatural para arrastrarnos a la cruda y asquerosa realidad: que prácticamente en cualquier gran ciudad existen zonas donde el crimen se desata, territorios en los que rara vez se asoma la policía y que cualquier persona común y corriente evita a toda costa.
Aquí nace el momento incómodo entre espectador y director. Porque, a pesar de que el acuerdo tácito consiste en bordear lo turbio, pocas veces la historia trasciende lo privado del núcleo familiar, o de la dramatización del procedural, como cuando se relatan las fechorías de un asesino serial; es decir, hay cierta distancia entre la pantalla y nosotros.
Generalmente, cuando “disfrutamos” de un true crime, somos conscientes de que la investigación nos llevará a algún lugar lóbrego y atroz, ya sea del protagonista o de sus acciones, o de las personas que el asesino o un acto criminal lastimó. La presente docuserie muestra la misma dinámica, pero con un giro dramático: lo oscuro se encuentra en lo social.
Berlinger entremezcla la mundana pesquisa policial con pasajes del clima emocional de Lam en clave de monólogo interno, aderezando la trama con participaciones pseudoexpertas de youtubers que se llaman a sí mismos “investigadores de la web”, personajes que mantienen vigente la cara conspirativa del documental.
Si bien estos “investigadores de la web” tienen un sincero interés por esclarecer la muerte de Elisa Lam, o ayudar de algún modo a la policía, pronto la misma progresión narrativa nos empuja a preguntarnos sobre el aspecto mórbido de sus acciones cibernéticas. ¿Cómo puede interesarles tanto la vida de una desconocida?, y ¿qué tanto los motiva, de manera inconsciente, lo enfermizo de un hipotético crimen?
Quizás un tanto de manera accidental el realizador expone el contraste entre la realidad apoyada por hechos duros, obtenidos gracias a la ciencia forense y el trabajo detectivesco, y la imaginación exaltada de los youtubers que se abocan a encontrar “la verdad” a todo precio, aunque su “verdad” presuponga ignorar o rechazar la evidencia fáctica.
Sus “averiguaciones” pueden conducirlos a una “verdad” construida a medio camino entre la realidad y la ficción, aduciendo que el caso puede ocultar algo más, ya sea la presencia de espíritus, experimentos médicos con virus de laboratorio o llanamente una conspiración gubernamental.
Al terminar la miniserie, no cabe duda de que la muerte de la joven Lam fue una tragedia, cuya explicación radica en un episodio psicótico derivado de su trastorno de bipolaridad; además, no había ningún familiar para ayudarla, ni la gerencia del hotel creyó necesaria la intervención médica (en gran medida por la mala reputación de la zona, llena de drogadictos y actividad criminal).
Pero aun cuando el documental concluye en una resolución clara, queda abierto el ángulo social y vuelve la inquietud antes mencionada. Muchas preguntas sobre las comunidades cibernéticas, el problema de la indigencia y la violencia en los guetos, se encuentran desperdigadas.
Ciertamente sería injusto juzgar el trabajo de Berlinger como incompleto. La miniserie te envuelve en el misterio, provee contexto histórico y da espacio para diversos puntos de vista, todo en aras de contestar la pregunta “¿Qué pasó con Elisa Lam?”, que al final es resuelta a cabalidad.
Por esa razón aplaudo la sensibilidad narrativa del director, pues valiéndose de su avezada dirección logra tomar el pulso de las circunstancias que rodearon el evento principal, que de paso deja abierta la puerta para otro trabajo documental. Una nueva exploración que ahonde en temas sociales como, por ejemplo, la “invisibilidad” de los guetos y la incipiente gentrificación, o un estudio sobre la mentalidad de turba que lleva a un grupo de “investigadores web” a juzgar (y atacar sin pruebas) a un individuo, motivados por la “búsqueda de justicia”.
*Cineasta, analista y colaborador de CinEspacio24 Noticias
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