Sin música la vida sería un error, decía un famoso filósofo. Con esa frase en mente aplaudo la cinta de acción Baby Driver, donde las canciones, siempre a la par de las secuencias, se convierten en un personaje más, indispensable para entender una cinta sobre un chico delincuente que es un as al volante.
Por Arturo Brum Zarco*
Un joven espera en un auto, lleva gafas oscuras y unos audífonos. Escucha una canción a todo volumen. Sin embargo está al pendiente de lo que sucede a su alrededor. Él es parte de un grupo de delincuentes que se dedican a robar bancos.
Mientras permanece con las manos al volante, sus socios roban; después ellos salen corriendo, suben al carro e inicia la magia de Baby (el conductor), que con unas maniobras dignas de un corredor profesional escapa de la policía y lo hace sin dejar de escuchar su música.
Baby (Ansel Elgort) es callado, tímido, pero no inocente, y siempre lleva audífonos y escucha rock, jazz, blues y R&B. Vive con su padrastro, quien no camina y es mudo. Un chico que parecía normal, pero está bajo las órdenes de Doc (Kevin Spacey), quien lo obliga a delinquir para pagar una deuda que tiene con él.
Si no fuera por la música, presente en toda la cinta, y acorde con las escenas, la película sería un lugar común de delincuentes que tienen en su equipo a un buen conductor. Es decir, gracias a las canciones que eligió el director del filme Edgar Wright, las secuencias van al ritmo de la música y los actores se mueven al estilo de lo que se escucha.
Eso provoca una experiencia visual agradable, rítmica y emocionante. Además, el buen reparto hace de Baby Driver una cinta de acción bien narrada y con una dirección fina y con ritmo. John Hamm, Jamie Fox, Lily James y Eiza González realizan un trabajo acorde al estilo de la música.
Esta pasión por contar una película donde el eje sean las canciones ya lo había hecho Wright en la cinta Scott Pilgrim vs the World, pero ahora se supera. Vemos a un director más maduro, realiza escenas de acción verosímiles y buenas, planos secuencias que parecen una coreografía de baile, persecuciones realistas y villanos memorables.
No obstante, y ya lo verán en la cinta, quedan muchos huecos en el guion, quizá con el objetivo para que se haga una segunda entrega de esta cinta (guarden este tuit).
Baby Driver no será una obra de arte, como la mercadotecnia de la película la ha vendido, pero sí es una buena cinta de acción, que aborda el tema de la redención y que disfrutarás mucho viéndola y escuchándola.
*Periodista y realizador. Director de Comunicación CinEspacio24. Colaborador en Cio Noticias.
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