Crítica de Ballerina: del universo de John Wick, cinta del director Len Wiseman y protagonizada por Ana de Armas, actriz que ofrece en el papel de la asesina Eve la “Ballerina» una fuerte carta de presentación para ser considerada y apreciada como la próxima gran intérprete de cine de acción de los años venideros.
Por Isaac Piña Galindo*
Apenas dos años después del espectáculo inolvidable que significó John Wick: Parte 4 (2023), el equipo de la tetralogía original vuelve con Ballerina, spin-off sobre la bailarina de ballet Eve MaCarro, su evolución a asesina a sueldo y la misión de venganza en la que se ve envuelta, empresa que, a su vez ,funciona como rito de iniciación en la organización criminal de los “Ruska Roma”.
El personaje de Eve, mejor conocida como Ballerina, fue presentado en John Wick: Capítulo 3 (2019) por lo que la idea original ya desde entonces estaba en la mente de Chad Sahelski, director y productor original de la saga, aunque pasarían todavía algunos años para que el proyecto tomara forma.
Al ser fan del “Wick-verso”, me surgía una curiosidad natural por ver cómo se expandía dicho cosmos, no obstante, esta emoción entrechocaba con la incertidumbre de que se tratase de un filme poco cuidado y realizado de forma apresurada.
Surgen entonces las preguntas que con recurrencia acompañan el estreno de un spin-off: “¿Realmente es necesario expandir el universo?”, “¿pueden contarse otras historias?”, “¿me importa conocer estos nuevos personajes?”
Porque, aceptémoslo, muchas películas que brotan de sagas originales sólo minan el éxito de las primeras cintas e, irónicamente, se convierten en burdas imitaciones del propio mundo del que nacen.
Pocos filmes derivados logran aportan ideas nuevas o personajes originales, y muchas veces ni siquiera atinan a presentar siquiera una historia entretenida.
Habiendo enlistado los diversos cuestionamientos cinéfilos a esta obra derivada, me alegra escribir que Ballerina representa un caso anómalo de spin-off de calidad que captura el espíritu vibrante de sus predecesoras, al tiempo que aporta cierta frescura a la violenta odisea original de John Wick.
Ballerina funciona en gran medida gracias a una solvente dirección de Len Wiseman, cuya labor de realización se alimenta del efectivo guion escrito por Shay Hatten, trabajo doble respaldado por el elenco talentosísimo de grandes actores de carácter, quienes además rodean (y cobijan) a la protagonista Ana de Armas.
El esfuerzo conjunto de crew e intérpretes encuentra nuevas formas de capturar enfrentamientos mano a mano típicos del “Wick-verso”, tanto en espacios asfixiantes como en grandes avenidas, en cocinas rústicas o en grandes y vistosos salones, dando así incluso oportunidad a breves instantes de comedia física (sí, como en el slapstick clásico y el cine de Sammo Hung y Jackie Chan).
La actriz cubano-española Ana de Armas lidera con una seguridad y fiereza arrolladoras al mencionado reparto, en el que encontramos caras familiares como Ian McShane en su rol de Winston, Anjelica Huston como la “Directora” de los Ruska Roma, y al querido Lance Reddick, que en paz descanse, en su última actuación como el cordial y fiel escudero Charon.
Ana poco a poco toma las riendas del filme y adopta el ritmo de las elaboradas y extensas secuencias de acción que se suceden a un ritmo cada vez más vertiginoso; resulta notable el compromiso físico de la actriz, quien entre pelea y pelea va delineando la personalidad de Eve, con gestos y reacciones que delatan el desbordante carisma que, aún en las situaciones más volátiles, logra imprimir Ana a los gestos de su Ballerina.
Conforme avanza el relato, resulta notorio que Ana respeta el (ya icónico) trabajo de Keanu Reeves como Wick; la actriz protagónica emula a Reeves al recuperar cierta cadencia del cuerpo al momento de las peleas, aunque cabe subrayar que esta Ballerina crea su propia “voz” de guerra, y sobresale por su muy personal historia de revancha.
Wiseman resuelve con oficio los bloques dramáticos que encadenan cada una de las secuencias de acción porque halla el equilibrio entre la emulación del estilo y ritmo visual de Chad Stahelski, productor y director original, mientras que se mantiene fiel a la propuesta narrativa del guion de Hatten.
Importante mencionar el trabajo de pluma en Ballerina, ya que en un inicio la trama se desarrolla como una “relato de origen”, un poco en la vena del cine de fantasía o de superhéroes, con una larga introducción para construir el “pasado tormentoso” de Ballerina, sumado a tomas que funcionan como acentos dramáticos de esta lucha que hierve en el fuero interno de la protagonista.
Emplazamientos de cámara en clave de plano detalle a las zapatillas ensangrentadas y después a la mirada desafiante de Ana de Armas, uso de close-up cuando se utilizan códigos secretos entre los líderes criminales, y, por supuesto, tampoco pueden faltar los vistazos a las armas que jugarán un rol vital en la segunda mitad del filme.
Y ocurre algo muy curioso en esta segunda parte de la cinta, claramente demarcada cuando Ballerina se embarca en una “guerra solitaria” contra el grupo criminal de “El Canciller”, a quien da vida el actor Gabriel Byrne.
Wiseman, célebre sobre todo por Underworld (2003) y Underworld 2 (2006), pareciera que toma el guion de Hatten y le imprime cierto aire de terror (u horror-fantasía) a la atmósfera en la que se adentra la Ballerina de Ana de Armas.
El singular paisaje europeo del pueblo austriaco de Hallstatt, recreado en locaciones ubicadas en Praga y Budapest, representa una suerte de fortaleza escondida filmada en preciosos planos generales que recrean un panorama propio de una pintura impresionista.
La continua caída de nieve, las pequeñas casas que remiten al mundo medieval y la arquitectura entre gótica y barroca, le imprimen un dejo de “pueblo de horror” como el de “Van Helsing” (2004) o la mencionada “Underwold” de Wiseman.
Esta sensación “vampírica” sólo se refuerza con la presencia amenazante y despiadada del (enorme) actor irlandés Gabriel Byrne en su papel de “El Canciller”, un villano de cabo a rabo que funge como líder de una tribu de asesinos y atormenta por igual a civiles y a otros asesinos.
Sin entrar en mucho detalle para evitar el famoso spoiler, muchos de los diálogos y los primeros planos a la cara y los ojos de Byrne hacen recordar a otras interpretaciones vampíricas, además de sus elegantes manierismos y la vestimenta con que apuntalan el aire torvo que rodea al personaje.
El universo de John Wick, anclado en el neo-noir y el cine de artes marciales, se encuentra lejos del paradigma de “héroes vs villanos”, y queda más que claro luego de ver el variopinto desfile de antihéroes, asesinos a sueldo, gángsters de la vieja escuela y “modernos” empresarios criminales presentes en la tetralogía.
Por ello sobresale Byrne, un consumado actor de carácter que borda un personaje al cual considero seriamente como la primera representación del “Mal” en el “Wick-verso”; claro que hemos visto anteriormente personajes violentos y con tendencias psicópatas, como el Marqués interpretado por Bill Skarsgard, pero lo que logra el histrión irlandés en Ballerina por momentos está más próximo a un “monstruo” de horror-fantasía que a un “criminal” neo-noir.
Desde luego, para cualquier monstruo necesitamos a un protagonista que lo confronte y trate de destruirlo, situación dramática que encuentra eco con la secuencia introductoria del filme (el origen tormentoso de Eve), por lo que la Ballerina de Ana de Armas quizás sea la primera vez que encontremos un personaje realmente “heróico” en el “Wick-verso”.
Como suele suceder con el cine de comedia, al cine de acción muchas veces se le aprecia poco o, mejor dicho, se le aplaude poco, o no se alcanza a valorar una cinta de alguno de estos dos géneros como una película con méritos artísticos.
Creo que la saga de John Wick ha logrado impactar e influir con fuerza el panorama, no sólo del cine de acción, sino del cine de gran presupuesto de los últimos diez años; asimismo, el personaje titular ha dejado su marca pues el mundo cinéfilo lo considera ya uno de los héroes de acción por excelencia.
Curiosamente, considero que con esta arrebatada actuación que Ana de Armas ofrece en el papel de la asesina Eve la “Ballerina, la actriz entrega una fuerte carta de presentación para ser considerada y apreciada como la próxima gran actriz de cine de acción de los años venideros.
Ballerina sin duda continúa con la búsqueda visual cautivante y caótica de la trilogía original, con su ya característica exploración y explotación de distintas artes marciales, una base realista y estilizada a partes iguales, para diseñar y coordinar las encarnizadas peleas y tiroteos, ya un sello representativo en las, ahora, cinco películas del “Wick-verso”.
Director y Crítico de Cine. Colaborador de CinEspacio24
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