En este texto el autor analiza ¿por qué la mayoría de los críticos de Estados Unidos dicen que Emilia Pérez es maravillosa?, cinta dirigida por el francés Jacques Audiard y protagonizada por Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Goméz y Adriana Paz.
Juan Enrique Bonilla*
@bconceptenrique
A ver banda, seamos sinceros, para este momento todo México ya sabe qué pedo con Emilia Pérez. Creo que muchos de nosotros ya conocemos mejor la trama que el mismo director (ya hasta sabemos en qué página el director manchó su copia del guion con su queso badón y gritó ¡Sacrebleu, Vive La France, Pepé Le Pew!). Así que, en cuanto a la queja, siento que voy a contribuir poco.
Yo, su humilde crítico mamador que lleva menos críticas escritas que los penales que ha parado México en los mundiales (muy pero muy pocos), ¿qué puedo aportar al análisis que no hayan hecho ya historiadores, lingüistas, académicos, críticos de cine especializados (y Javier Ibarreche), académicos, la comadre, el compadre y el taquero que seguro tiene una mejor visión de México que la mía, un pinche clase mediero privilegiado?
Pero, como yo también me tuve que chutar esa madre para escribir esto, se van a aguantar y aquí les va mi desquite, en forma de lista, de algunos de los problemas de la película, la cual pueden leer a la velocidad del wey que canta “Mis ojos lloran por ti”: sobresimplificación de lo que es ser mexicano y lo que es México; no tener una idea real de los riesgos y esfuerzos de las madres buscadoras; mala construcción de mundos al depender de los arquetipos estereotipados que tienen los países privilegiados para crear un México ficticio; caricaturización del fenómeno del narco y sus implicaciones; personajes adinerados con dilemas privilegiados; ver el acto de transición sexual como un acto moral; romantización del padre ausente; mal uso del español y mala dicción; mal manejo actoral ya que los actores cambian de acento sin importancia; fomentar la visión del México pobre y unidimensional; hacer cine de explotación a partir de los problemas de otro país; el hecho de que este rap ficticio de quejas con tono de “Mis ojos lloran por ti” está mejor escrito que la letra de las canciones de Emilia Pérez, entre otros.
No obstante, para complementar mis quejas anteriores, en mi intento de sí aportar algo, satisfacer mi ego, y sentir que sí contribuyo algo a la sociedad de cinefilomamadorlandia, además de mis lista de letterbox, me di cuenta de que pocos se han preguntado por qué alaban tanto nuestros vecinos imperialistas del norte global esta mamada.
Así que me puse a leer algunas de las críticas positivas que tiene la película, escritas por críticos especializados y periódicos como The New York Times, USA Today, Kermode and Mayo’s Take, la revista Time, etc.**, con el afán de evaluar si tal vez nosotros, los mexicanos pedorros, no estamos entendiendo lo que es cine, según los demócratas hollywoodenses con la última verdad moral, sobre todo contra un director francés que fue concebido como la Venus de Milo rodeado de Los Hermanos Lumière, Jean-Luc Godard, y Jean Cocteau sin playera.
De forma simplificada, estos fueron los elementos que encontré en común en los artículos sobre lo positivo, según ellos, de Emilia Pérez:
- La creación de un musical transgresor que rompe las reglas usuales del musical.
- La dualidad de los personajes, por ejemplo, el impulso de soñar con ser diferente a quien eres y no poder escapar de tu yo anterior.
- Las actuaciones dramáticas bien caracterizadas que explotan el melodrama a su favor.
- La mezcla de géneros cinematográficos como el cine negro, el musical y el drama que, en teoría, no debería funcionar, pero funciona por la buena dirección.
- Un guión dinámico, entretenido, con giros de tuerca y que te mantiene a la expectativa.
- La creación de personajes humanos sin estereotipos (jajaja) y complejos.
- La mayoría no encuentra puntos negativos.
Otros puntos en común:
- Un par mencionan los problemas de la representación trans, pero nadie menciona los problemas de la representación mexicana.
- La falta de mención de que, según el director, el México que creó es ficticio y no espera ser una representación real de nuestro país.
Lo que me lleva a preguntarme, ¿y si hubieran hecho está película sobre Estados Unidos, Francia, Inglaterra u otro país europeo, con los mismos problemas que menciono pero para su país, la evaluarían igual?
El arte no se puede despegar de la política, particularmente cuando intentas dar una lección moral sobre eventos políticos de un país que ha sido históricamente marginado por el auto llamado primer mundo. En la mente de estos críticos, la película funciona porque el mundo está bien construido, entonces sólo queda evaluar lo técnico, y el mundo de Emilia Pérez está bien construido, según ellos, porque la película perpetúa la visión de México que quieren tener: que somos un país pobre, lleno de hijos de la chingada, que actúa como en las telenovelas.
Mi conclusión es que lo peor de Emilia Pérez no es la película en sí misma, hay muchas películas con problemas de estereotipos que son menos criticables. El verdadero problema es la incapacidad que tienen otros países de salir de su burbuja, sobre todo cuando van a dar un discurso político de otro país. Critican a Trump por difundir la desinformación, y los artistas con la alta moral son iguales, les importamos un carajo. Mientras nuestras pompas mantecosas sean explotables, estamos bien, y x x x.
Los invito a ver la película sin darle un peso al director si saben a lo que refiero (guiño guiño), y evaluar qué tipos de discursos se están creando sobre nosotros en este momento de inestabilidad política, y en qué posición nos pone como país en el panorama mundial. Si no hablamos y nos quejamos de Emilia Pérez, corremos el riesgo de ser siempre vistos como una caricatura.
**Nota: en caso de que el que esté leyendo sea un doctor en estadística, o un científico de datos recién salido de la licenciatura, y juzgue mi selección de muestra no representativa sesgada, y que no hice un análisis bibliométrico de todos los artículos existentes de todos los países del norte global, le vengo a decir que qué pinche hueva, que la significancia del valor p es un mito peor que Santa Claus, y que lo importante del análisis era evaluar algunos analistas de cine y periódicos que históricamente piensan similar que las personas que dan los premios importantes de cine de blancos.
*Crítico de Cine. Colaborador de CinEspacio24.
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