Crítica de Sujo, hijo de sicario, película de las directoras Fernanda Valadez y Astrid Rondero. Un filme que muestra de manera contundente y sutil la violencia que permea en México, pero, sin ingenuidad, nos lleva a un encantador mensaje de esperanza. Esta cinta representará a México en los Oscar y los Goya.
Por Arturo Brum Zarco*
Ante un México que cada día es más violento, qué falta nos hace tener un poco de esperanza. Esa reflexión es el punto central de la película Sujo, hijo de sicario de las directoras mexicanas Fernanda Valadez y Astrid Rondero, quienes muestran, sin ser explícitas pero tampoco condescendientes, lo arraigado que está en el país el crimen organizado.
En dicho largometraje, que se estrena este jueves 5 de diciembre, Valadez y Rondero codirigen por primera vez, pero ya habían trabajado juntas. En sus pasadas obras una dirigía, la otra producía y además coescribían sus guiones. Es así como este talentoso dueto de cineastas han realizado el cine más provocador y sutil sobre la espantosa realidad que permea en nuestra vida diaria, donde parece (o es un hecho) que ya normalizamos la violencia.
Contra esa normalización va el cine de las directoras, pues ya en su anterior cinta Sin señas particulares (2020), (donde Fernanda dirigió, Astrid produjo y ambas la escribieron), nos narraban la imparable búsqueda de Magdalena (maravillosa actuación de Mercedes Hernández) para encontrar a su hijo.
Película que invita a la empatía hacía las madres buscadores y denuncia las desapariciones forzadas. Asimismo, las realizadoras mostraron que no es necesario edificar secuencias sangrientas para impactar y causar incertidumbre en el espectador, ya que con sólo la desgarradora historia y el gran manejo de su lenguaje cinematográfico nos llevan a las entrañas de los más podrido del país, sobre todo en los lugares más marginados, esos sitios que ya son inhóspitos y las autoridades han olvidado.
Como mencionaron las directoras en varias entrevistas, para hacer Sin señas particulares realizaron una profunda investigación de la penosa y cruda situación mexicana. Gracias a esas pesquisas también escribieron Sujo, donde de nuevo hacen una narración dolorosa y provocadora, en la que la imagen sin ser explícita incita a que el espectador sea más receptivo y activo para dejar de normalizar actos violentos.
No obstante, Sujo da unos pasos más adelante de lo que hizo Sin señas particulares. Pues este reciente filme, que aborda, entre otros temas, la orfandad, no deja de ser abrumador en su discurso sobre cómo es el México de provincia donde el control lo tiene el crimen organizado, pero también explora un bello mensaje de esperanza.
El filme narra lo que sucede cuando un sicario de un cártel es asesinado, dejando a su pequeño hijo de cuatro años, llamado Sujo, al cuidado de su tía. Así, seremos testigos de la infancia, adolescencia y el paso al mundo adulto de Sujo (el cual interpreta de manera brillante Juan Jesús Varela).
De esa forma, la cinta, que bien se puede etiquetar como un coming-of-age, utiliza diversas herramientas narrativas para componer con la imagen el pensamiento y el destino del personaje principal, como el fuera de campo que acentúa no sólo el entorno de Sujo sino que nos lleva a su intimidad, a la comprensión de su realidad y a un posible escape de lo que parece ser su terrible destino.
Es por medio del personaje de Sujo, que las directoras hacen un estudio de personaje de un joven que tiene pocas posibilidades de salirse de un círculo vicioso en el que no le queda de otra que ser parte del sicariato. En ese sentido, la cámara siempre sugerente, gran trabajo de fotografía de Ximena Amann, manifiesta en todo momento un tono de esperanza para el protagonista.
También, las directoras construyen escenas oníricas, como una suerte de realismo mágico, en el que los muertos advierten, como si regresaran para avisar del peligro que se avecina. Esas construcciones metafóricas agregan una poesía visual que resalta la premisa de la cinta.
Sujo, hijo de sicario es la cinta que va a representar a México en los Premios Oscar y los Goya. Un filme que es un digno representante del gran cine mexicano que se está haciendo en la actualidad, el cual aborda nuestro miedo colectivo a la violencia desmedida que parece no tener final; no obstante, esta película se da la oportunidad de manifestar, sin ingenuidad, un mensaje confortante.
*Periodista, crítico de cine y realizador. Director de CinEspacio24.
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