Crítica de The Boogeyman, dirigida por Rob Savage, narra como las hermanas Harper y su padre tienen que superar el duelo de la pérdida de su madre, a la par que una entidad sobrenatural los acosa.
Por Jesús M. Pedraza Madrid*
The Boogeyman es una película de terror del director británico Rob Savage, quien a mi parecer promete ser una de las nuevas joyas del terror moderno. Con tan sólo tres películas en su trayectoria — Strings (2012), Host (2020) y Dashcam (2021) — , se posicionado como un realizador con buenas ideas.
Esta nueva cinta, de terror sobrenatural, nos cuenta la historia de una pequeña familia integrada por Will Harper (Chris Messina) y sus hijas Sadie Harper (Sophie Thatcher) y Sawyer Harper (Vivien Lyra Blair). Después de que la tragedia azota a la familia Harper con la muerte de la madre, Will tiene que lidiar con su luto y los traumas y afecciones que esto provocó en sus hijas.
Adaptándose a un nuevo sistema familiar, Will se ve obligado a dar sesiones psicoterapéuticas en su hogar, donde recibe a un perturbado paciente de nombre Lester Billings (David Dasmalchian) quien se encuentra en el centro del escarnio público al ser considerado como presunto asesino de sus hijos. Durante la sesión, Billings afirma que un ente sobrenatural fue quién destruyó a su familia y en un ataque de pánico se suicida dentro de la casa de los Harper. A partir de este suceso, las tensiones y conflictos familiares van creciendo.
The Boogeyman es una adaptación libre del cuento corto homónimo del maestro del terror contemporáneo Stephen King. En este caso, la historia se enfoca más a la familia del psicoanalista en vez de la tragedia de Lester Billings y su encuentro con lo sobrenatural, lo que genera una historia atractiva y original tanto para quienes conocemos el cuento como para quienes no.
El largometraje tiene grandes aciertos que hacen que merezca la pena verlo. Dentro de lo técnico destaca por su diseño de producción y los efectos especiales que dan vida a la tenebrosa entidad del Boogeyman, la cual es fabulosa en toda la palabra: una suerte de humanoide que repta como araña desde las sombras y cuya fisionomía no sólo es macabra, sino mórbida al integrar elementos humanos.
Los buenos estos efectos visuales combinados con el histrionismo, es decir, la malévola forma de actuar de la criatura y el gran manejo del sonido y las voces que emana, me dejan muy en claro que dentro de las múltiples películas que han existido sobre este monstruo, Rob Savage supo por fin darle al clavo al regalarnos un ente digno de pesadillas.
Con un buen ritmo, un guión aceptable — con pequeños momentos de humor que no son desagradables— y unas actuaciones creíbles (pero no del todo destacables), me atrevo a decir que The Boogeyman es una buena opción dentro del género.
Para finalizar me gustaría profundizar un poco sobre el folklore en el que se basa esta historia. El Boogeyman es un ser que nace a raíz de los miedos y temores infantiles. Estamos hablando de una suerte de entidad paranormal que tiene su origen en la tradición que está ligada a los cuentos de terror que los padres narran a sus hijos para evitar que realicen ciertas actitudes o conductas contrarias a las normas y a la buena crianza. Para el público de habla hispana el equivalente vendría siendo El Coco, El Cucú o el Hombre del Saco.
A este propósito me resulta atractiva la combinación de elementos de fondo dentro de la película, ya que estamos hablando de un filme que habla sobretodo de las fobias infantiles como el miedo a la oscuridad, así como de ciertos procesos de luto que pueden resultar insanos para el pleno desarrollo de los individuos que los sufren.
El Pumpkímetro para El Coco
Momento de concluir. Para quienes no me han leído antes a mí me gusta calificar las películas con calabazas, ¿por qué? porque son divertidos y dinámicas. Tomando como parámetro que cinco calabazas equivale a «Ver esta película es una experiencia emocionante y aterradora como descubrir que bajo tu cama habita un ser paranormal y que cada noche cuando te duermes se sube en tu regazo» y por el contrario, cero calabazas sería algo como «Una experiencia igual de desmotivarte como ver un ente maligno asomado desde tu armario, encender la luz y descubrir que era nada más que un suéter… un sustito y ya». Con base en mis impresiones anteriores yo les regalo 🎃🎃🎃 a cada uno de los Harper, porque es bien sabido que el Boogeyman le teme a la luz y qué mejor manera de mantener una habitación iluminada durante la noche que con una Jack-O’-Lantern sonriente lanzando el suave resplandor de la vela de su interior, además dicen por allí que las muecas de las calabazas espantan a los seres que brincan en la oscuridad, ¿así o más apropiado? Nos leemos en la próxima crítica, no sin antes recordarte: ¡Duérmete niño, duérmete ya. Que viene el Coco y te comerá!
*Crítico de cine. Colaborador en CinEspacio24.
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