Crítica de Bros, dirigida por Nicholas Stoller y protagonizada por Billy Eichner. El filme es una comedia romántica sobre dos hombres con problemas para relacionarse amorosamente, y quienes comenzarán una relación.
Juan Enrique Bonilla*
@bconceptenrique
Amarlas u odiarlas, no existen puntos medios con las comedias románticas. Frecuentemente criticadas por su sobre-simplificación de las relaciones amorosas, su naturaleza inherentemente contradictoria con personajes femeninos fuertes pero con una felicidad dependiente del amor romántico, y con historias que solapan comportamientos de acoso, abuso y relaciones tóxicas; también las famosas rom-coms pueden proporcionar un sano escape al nihilismo occidental, y promover actitudes empoderadoras de la mujer, la sexualidad, los roles de género y las nuevas masculinidades.
Bros (2022) dirigida por Nicholas Stoller y protagonizada por Billy Eichner y Luke MacFarlane, es una comedia romántica que abraza este género cinematográfico, y que no tiene vergüenza de hacerlo, con lo bueno y con lo malo. No obstante, aun para aquellos que consideran el amor romántico como ingenuo, la autoconsciencia de la película, y su esfuerzo de ser una de las pocas comedias romántica hollywoodense que se centra en una relación abierta y verdaderamente homosexual, la convierte en un «must watch» de la cartelera otoñal.
Este filme relata como Bobby Lieber (Billy Eichner), un presentador de radio próximo a abrir el primer museo LGBTQ+ de Nueva York, y que es conocido por su actitud apática hacia la vida y el amor, empieza a sentir atracción por Aaron (Luke MacFarlane), un sujeto guapo, sencillo y musculoso, que tiene una postura de la vida más alivianada. Con base en estas diferencias, ambos tienen que responderse ¿realmente soy feliz con mi vida, o existe un vacío que puede ser complementado por la experiencia y forma de ser de mi otra mitad?
Entre los defectos de la película se encuentra el abuso de los clichés y convenciones de la comedia romántica: la crónica sigue el formato del “meet-cute”, donde dos individuos se conocen y enamoran por casualidad antes que por lógica y causalidad, está situada en Nueva York, la personalidad de los enamorados se contraponen, la trama se centra en la pregunta ¿funcionará?, los personajes se conocen en un bar y uno de ellos estudió comunicación, el conflicto se resuelve por una epifanía (donde las amistades y familiares contribuyen a la realización), termina con un beso y, sobre todo, la pareja principal es blanca. ¿Les suena familiar?
Sin embargo, lo que hace que la narrativa se sienta fresca, no es el qué, ni el cómo, sino el contexto. En la historia del cine LGBTQ+, el tropo del final trágico ha sido agotado hasta el cansancio, a tal grado que Hollywood ha sido fuertemente criticado por sólo querer relaciones no heterosexuales si estas son secundarias o alguien muere al final.
A partir de esta, y muchas otras injusticias que ha sufrido el cine y la comunidad LGBTQ+, los clichés de la comedia romántica encajan, irónicamente, de una manera transgresora en la cinta. El final feliz, los derechos universales del amor, y la expresión de la sexualidad son tópicos que se le ha negado históricamente (y se le sigue negando) a las personas que no son hombres blancos heterosexuales, y ver que, al menos en el cine, estos se desarrollen con plenitud y sinceridad en otro sector demográfico se siente refrescante.
Además, otra cualidad de Bros es que es una película honestamente gay. La representatividad de las relaciones poliamorosas, las diferentes dinámicas que tienen distintos tipos de vinculamientos, la precariedad de los contratos sociales, entre otras cosas, visibilizan el hecho de que el amor no es igual para todos, y que las relaciones homosexuales tienen sus propias historias que contar, y su propia forma de contarlas. Aunado a esto, el discurso se complementa con una cínica autoconciencia y auto-burla, a tal grado que hace notorio el mensaje de “Hollywood gracias por esta película pero eso no quita que seas una industria espantosa para los humanos que no somos Homeros Simpson”.
Hay muchas películas que tienen algo nuevo que decir y valen la pena a pesar de ser comerciales y seguir las normativas de su género casi al pie de la letra. En el caso de las comedias románticas, tenemos Cuando Harry Conoció a Sally (1989), Locamente millonarios (2018), Medianoche en París (2011), entre otras. Bros, que se estrena este 27 de octubre, entra sin duda en este categoría con el singular Twist de que, está vez, el amor es entre “Compas”.
*Crítico de Cine. Colaborador de CinEspacio24
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