Crítica de Elvis, cinta dirigida por Baz Luhrmann y protagonizada por Tom Hanks y Austin Butler; el filme se centra en la relación del icónico cantante Elvis Presley y su compleja relación con su manager el coronel Tom Parker.
Por Jesús M. Pedraza Madrid*
La película Elvis seguramente volará cabezas y empezará una suerte de Presley-Manía. Este filme abre las puertas para el triunfal regreso de Baz Luhrmann, uno de los directores-autores contemporáneos más icónicos y potentes. Con una filmografía corta pero altamente impactante que incluye la popularmente conocida The Red Curtain —una trilogía conformada por Strictly Ballroom (1992), Romeo + Juliet (1996) y Moulin Rouge! (2001)— y la majestuosa The Great Gatsby (2013). Luhrmann vuelve después de nueve años con la que podría bien ser su obra maestra.
La cinta cuenta con un elenco formidable, en el papel de Elvis Presley a Austin Butler (quien debutó en Nickelodeon con su papel como Tex en Once Upon a Time in Hollywood ); el talentoso y galardonado actor Tom Hanks interpreta al Coronel Tom Parker, quien era el manager de Elvis. Asimismo en papeles secundarios tenemos personalidades reconocidas como Olivia DeJonge, Dacre Montgomery, Yola, Luke Bracey, Richard Roxburgh y David Wenham.
Elvis es un drama biográfico que nos narra de manera deslumbrante la vida y carrera musical de Elvis Presley, pero desde el punto de vista del astuto y manipulador Coronel Tom Parker. El largometraje es un viaje alucinante en donde la relación conflictiva entre el artista y su manager dará como resultado el asenso a la gloria y la trágica caída de uno de los más importantes personajes en la historia de la música, dando pie al mito y la leyenda del Rey del Rock.
Una característica indiscutible del cine de Luhrmann es que sus películas tienen una estética visual y musical deslumbrantes, “barrocas” por llamarle de alguna manera. Todos los planos, secuencias y escenas de los filmes de este director son sobrecargados de información y estímulos audiovisuales que te llevan de la mano por un viaje sensorial que es incomparable. En Elvis, este estilo es llevado a la máxima potencia por su director. Ver esta película se siente como un frenesí explosivo de estímulos: personificaciones, colores, bailes, espectáculo, vestuario, música de varios estilos y ritmos, ambientes, personajes y demás elementos.
La cinematografía y el diseño de producción son brutales, ya que a lo largo del filme podemos ver un hermoso reflejo de ha historia estadounidense desde los años 30 hasta finales de los 70s, pasando por momentos clave que marcaron la cultura popular como de la carrera del interprete: por mencionar algunos tenemos la segregación racial, el código de conducta moral y social (así como la risible censura de la época), pasando por el asesinato de Kennedy y del Doctor King e incluso la guerra de Vietnam.
De la misma manera, el filme transita — por medio del lenguaje cinematográfico y los efectos especiales— entre diferentes estilos y técnicas visuales que hacen de esta película un caleidoscopio icónico sin referentes: un verdadero espectáculo cinematográfico. También un detalle soberbio que no puedo omitir es que la estética visual de la película, así como su cinematografía y producción, van evolucionando y cambiando a la par de la historia de su protagonista y de los hechos históricos marcados por la década. Este es un filme que cambia constantemente, con subidas y bajadas.
Luhrmann supo transmitir y contagiar el característico erotismo de Elvis Presley. La elección de sus protagónicos no pudo ser más acertada. Podemos ver a Austin Butler en una interpretación que es digna de reconocimiento y en donde se ve claramente a un actor que da todo de si mismo y que se comprometió a alcanzar el nivel de una leyenda: su caracterización es increíble y su histrionismo es sublime, recreando los bailes y expresiones tan característicos del cantante e incluso aportando su gran talento vocal al ser intérprete de las canciones del músico dentro de la película (durante toda la película es Butler quien canta las piezas, es solo hasta los capítulos finales del filme en donde mezclan un poco su voz con la de Elvis para lograr un realismo ad hoc con la edad).
Por otro lado Tom Hanks nos regala un Coronel Tom Parker que es impresionante, sin lugar a dudas una de las mejores interpretaciones del actor en su carrera artística: un Tom Hanks irreconocible que bajo toneladas de maquillaje, da vida a este personaje vil y manipulador; una suerte de Demonio Encantador que tiene atrapado a este niño adulto, como un pájaro dentro de una enorme jaula de oro.
El Pumpkímetro para El Rey
Tiempo de repartir mis calabazas para este filme. Para quienes no me conocen (o sea, todos), me gusta entregar calabazas como calificación para todas las películas que veo, sin importar su género o estilo. Porque las calabazas son únicas y perfectas para toda ocasión.
Tomando como parámetros que cinco calabazas equivaldría a «Ver esta película se siente como estar en un concierto de Elvis Presley en Las Vegas y de repente que te suba al escenario: una experiencia inolvidable» y que por el contrario, cero calabazas vendría siendo algo como «Esa irritante sencación de ver un don en estado de ebriedad, “wachawacheando” mal una letra de Elvis en algún karaoke de mala muerte». Con base en mis impresiones anteriores yo le entrego al Rey del Rock, obviamente 🎃🎃🎃🎃🎃 para que las use como parte de su espectacular Show, ahora que si me compusiera un PumpkinPatch-Rock, o un I Got a Pumpkin in my Body y un Suspicious Pumpkin Mind; por supuesto que se lo agradecería y los afinaría en mi Top de favoritios en Spotify Premium.
Por cierto, súper importante: Por nada del mundo te pierdas ver esta película en salas de Cine. Lo vale totalmente, necesitas tener la experiencia en la pantalla grande. Confía en mí. ¡Nos vemos en la próxima gira!
*Analista. Crítico de cine. Colaborador de CinEspacio24.
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