Crítica de la cinta Belfast, del director Kennet Branagh.Texto realizado en nuestro taller de Crítica Cinematográfica.
Se agradece que en una película se muestre la vida cotidiana tal cuales,sin un drama de muerte de los protagonistas o una situación que te haga saltar del asiento del cine. Así es la vida la mayor parte del tiempo, sin embargo Belfast me quedó debiendo, me quedé esperando el momento que me conmoviera hasta las lágrimas,o que me hiciera odiar a algún personaje, supongo que traía ganas de intensidad y la película no me la dio,a excepción de una escena de canto y baile que por alguna extraña razón odié y me pareció inverosímil. La historia de la cinta es cumplidora, me gusta esa palabra, cumple. Para nada considero que ver la película sea una pérdida de tiempo,no lo es,quizás mis expectativas eran muy altas en cuanto a la historia. La calidad del filme es innegable en cuanto a lo técnico, el contraste del blanco y negro es un acierto del director Kenneth Branagh, lo colorido es el cine, lo blanco y negro es la vida.El cine nos trae color a los que lo amamos, como buenos amantes, estaremos encantados por los pequeños homenajes que vemos del séptimo arte a lo largo de Belfast. La imagen de Buddy, el protagonista de la historia y versión infantil del director, con sus dientes de conejo, sus pecas, y su carita tierna e intensamente irlandesa, se quedarán en el corazón de los espectadores. Todos recordamos a ese Buddy interior en nosotros mismos, el niño curioso por saber qué pasa con los padres, el que no acepta la idea de separarse de sus abuelos, el que no quiere cambiar nada, el que se enamora tempranamente en la vida, el que vive una realidad social injusta y violenta. Gracias Kenneth por traer esos recuerdos a la mente, aunque mi caja de kleenex haya quedado intacta.
*Participante de nuestro taller de Crítica Cinematográfica
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