Dulce Díaz*
Dando un nuevo paso a la historia del mago más famoso del cine, la tercera cinta de Harry Potter se ha convertido, a casi 18 años de su estreno, en una de las grandes favoritas de los fans de entre toda la saga.
Amada por unos, pero odiada por otros, el prisionero de Azkaban presenta también el primer blockbuster que el mexicano Alfonso Cuarón tuvo la oportunidad de dirigir, y desde las primeras escenas se ve impregnado su mano y visión a un mundo lleno de magia y misterio.
La cinta nos presenta a un joven Harry Potter, quien a sus 13 año aún no logra comprender por qué tiene que vivir a personas despreciables, soportar humillaciones, y no saber a ciencia cierta por qué el mundo mágico se había volcado sobre él al ser la única persona capaz de detener al mago más tenebroso de todos los tiempos con tan solo 1 año de edad.
Con la alarmante noticia de la fuga de Sirius Black, el criminal más peligroso de la actualidad, Harry se embarcará en una aventura difícil y dolorosa para seguir desenmarañando lo que paso la noche en la que perdió a sus padres ante Lord Voldemort.
El cambio más radical que se puede notar a primera instancia es la diferencia de tono que maneja la película, a comparación con las dos películas pasadas. Con colores fríos y ambientes oscuros, la cinta logra transportarnos a un entorno más peligroso y desolado en los momentos que la historia lo requiere.
Pero, sobre todo, lo que más llama la atención, es la historia de presentación de uno de los personajes más importantes después del mismo Harry. Sirius Black llega para presentar otro nivel de drama dentro de la vida del mago.
El nivel de crudeza que hay detrás de la historia de Black juega perfectamente con la idea de que no todos recibimos la justicia que nos merecemos, que debido a los diferentes giros que puede tener la vida basada en las decisiones de las personas equivocadas pueden perjudicar a más de una persona.
También nos habla de la importancia de tomar decisiones, y que estas no nos definan o definan nuestra vida. El peso de las decisiones que tomamos se manifiesta en algún punto de la existencia, plantándonos cara y haciéndonos ver que podemos perder cosas o personas importantes por las razones equivocadas.
Puede que Harry Potter se haya caracterizado en un principio como una serie de películas para niños, pero con la llegada del prisionero de Azkaban nos presentan una historia que, en un mundo más cuerdo y sin nada de magia, pueden representar un ejemplo de lo complicado que puede ser asumir la madurez y las situaciones complicados a tan temprana edad.
*Alumna del curso en línea Crítica cinematográfica.
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