Los errores de animación pueden ser perdonados por quienes tengan este contexto, pero nada salva al guion de sus diálogos; una competencia de chistes malos donde el siguiente siempre es peor que el anterior. Esto se liga a una trama que es demasiado complicada para su propio bien. Complicada en el sentido que la historia no se explica por sí misma y se debe hacer un esfuerzo por comprender trasfondo enorme que hay detrás de una obra con problemas de narrativa.

Los fanáticos de la actuación de voz en latinoamerica suelen rehuir de los “startalent”, personajes de la farándula, con frecuencia ajenos a la misma disciplina; llamados a participar en producciones animadas con el objetivo de atraer público. En esta ocasión la actuación de voz está bastante bien lograda por los actores principales, Fernanda Castillo y Alan Estrada. A pesar de estar envuelto en recientes controversias, no se puede omitir que la experiencia de Memo Aponte viene a destacar en el elenco de los protagonistas. Para su desgracia, el diálogo sólo lo deja como “personaje chistoso número dos”.

Los puntos buenos de la película, son que en una visión general, el argumento es bueno y tiene una moraleja bella sobre las memoria que compartimos con quienes ahora sólo podemos recordar. No obstante, sin una narrativa fuerte, es difícil vislumbrar este mensaje entre un festival de modismos que lejos de provocar risa, dan grima al espectador.