Complicaciones del miedo: «El arte de defenderse»

Comparte el cine

Jesse Eisenberg protagoniza El arte de defenderse, comedia negra sobre un contador que luego de sufrir un asalto decide tomar lecciones de karate, donde encuentra un nuevo mentor en la figura del Sensei, el maestro cinta negra interpretado por Alessandro Nivola.

Por Isaac Piña Galindo*

@IsaacPi15a

Riley Stearns, escritor y director de la cinta, aprovecha a la perfección el potencial histriónico de Eisenberg, así como el personaje en el que se le suele encasillar: un hombre débil, angustiado, que se ve dominado la mayoría de las veces por otro personaje a menudo cruel o incluso una comunidad.

El director y escritor toma como punto de partida las rarezas del protagonista para explorar la violencia latente del mundo en el que vive Casey Davies (Eisenberg). La velada agresividad con la que convive se vuelve realidad después de un ataque brutal que paradójicamente significa la primera vez que “los otros” reparan en su gris existencia.

Este choque con la sociedad motiva un inquietante viaje de autodescubrimiento en el que Davies por primera vez toma conciencia sobre sus fallas, sus dolencias y su vida solitaria.

A partir del despertar del protagonista, Stearns aborda temas como masculinidad y poder, sexualidad (o asexualidad), la misma violencia, el peligro de los falsos gurús y la necesidad de empoderamiento y superación personal.

El escritor y director ajusta su historia a la perspectiva tímida e introspectiva de Davies, al mismo tiempo que el ridículo y la pena inherentes a las acciones torpes de éste marcan el tono sombrío con que el director manipula el género, ya de por sí con tendencia a lo mordaz y lo absurdo.

Stearns construye un dilema moral por medio del humor negro, el cual se consigue gracias a diálogos agudos y un ritmo “sordo” puntualizado por el montaje y la puesta en cámara. En sintonía con ello, el sobrio trabajo de fotografía de Michael Ragen subraya las decisiones formales del realizador y remarca la transformación de Davies.

Ragen y Stearns se valen de la paleta de color (el amarillo y el negro en conflicto con el rojo), así como de los close up y los two shot, sumados a una angulación de picado y contrapicado, para reforzar la ambigua camaradería entre Eisenberg y Alessandro Nivola (el maestro Sensei).

Con El arte de defenderse, Stearns diserta de manera brillante sobre los límites de la violencia y qué tanto la puede provocar una fuerza externa (el “otro”), o si en realidad el paria es una bomba de tiempo que, pase lo que pase, en cualquier momento podría liberar su lado más perverso luego de años de represión y de vivir como un inadaptado.