Por Arturo Brum Zarco*
@arturobrum
Debemos distinguir que una película basada en un libro, no
tiene ni puede ser una versión fidedigna de la obra literaria, ya que son
diferentes maneras de comunicar y entender el mensaje o la premisa de la obra.
Con eso en mente, los guionista que realizan una adaptación
literaria se encuentran con la necesidad de condensar un libro, tomar las
partes necesarias de él, respetar la esencia de lo que se quiso decir, y con eso escribir un guion cinematográfico
que por mucho dure dos horas y media (quizá tres si nos ponemos exigentes).
Al respecto, adaptar los libros de Stephen King, conocido por ser uno prolífico escritor de historias de terror, es una gran hazaña, que en muchos casos tiene como resultado películas cuestionables y criticables. Por el hecho de que los libros de King por lo regular son muy densos y con muchas sub tramas; condensar eso es un trabajo minucioso.
Para ejemplo están las cintas Pet Cementery , basadas en el libro que escribió Stephen en 1983. Su primera versión cinematográfica fue en 1989, dirigida por Mary Lambert y protagonizada por Dale Midkiff y Denis Crosby.
Bajo la dirección de Kevin Kolsch y Dennis Widmyer, este 2019 llega Pet Cementery (o Cementerio maldito ), una cinta que cuenta con las interpretaciones de Jason Clarke, Amy Seimetz, Jeté Laurence y John Lithgow (quien destaca por mucho de los demás).
El filme tiene una buena producción, actuaciones agradables
y un ambiente sombrío y lúgubre; sin embargo, quisieron abordar tantas sub
tramas (como la obra literaria) que no se enfoca en ningún punto y hace de la
cinta una propuesta densa y por momentos
confusa.
Louis (Jason Clarke) es un doctor que se la pasa trabajando,
por lo que decide junto con su esposa, Rachel (Amy Seimetz), mudarse a una casa
en medio del bosque y trabajar en un pequeña clínica de su nuevo pueblo.
A su nueva vivienda llegan con sus dos hijos, Ellie (Jeté Laurence) una niña
de unos ocho años y Gage, un niño de dos años. Ah, y uno de los protagonistas
más importantes de la cinta, la mascota de la familia, un gato llamado Church,
en honor a Wiston Churchill.
Desde el inició la cinta nos manda un fuerte mensaje, cuando
aparecen unos niños con máscaras de perros o gatos y como si fuera una
tradición llevan a un animal muerto al
cementerio de mascotas del lugar; el cual se encuentra a lado de la casa de la
familia de Louis.
Para Ellie eso es sorprendente y visita el cementerio, ahí conoce a Jud (Jonh Lithgow), el vecino de la familia, quien le pide a la niña que jamás pasé la muralla de troncos que está al final del cementerio.
Mientras tanto, vemos que Rachel tiene alucinaciones con su
difunta hermana, que Louis es un escéptico ante todo lo sobrenatural y niega la
existencia de Dios, nos muestran a un estudiante que muere en un trágico
accidente automovilístico, es decir, son tantos temas que dejan afuera la
premisa principal: ante la muerte lo mejor es la resignación.
Cuando misteriosamente fallece el gato Church, y para que Ellie no sufra, Jud le enseña a Louis lo que hay detrás de la muralla de troncos: un sitio diabólico donde si entierras a alguien, éste vuelve a la vida. Por tal motivo sepultan al gato, quien regresa de la muerte, pero no será el mismo y traerá consecuencias aterradoras.
La película cumple con los requisitos de cualquier cinta de terror, es decir, tiene los clichés necesarios para hacer saltar al espectador; sin embargo, al mostrarnos tantas sub tramas el conflicto llega demasiado tarde, y esto hace que la película sea densa y con un ritmo lento.
No hay duda que llevar los libros de Stephen King al cine es una gran proeza. Cuando logran una buena adaptación el resultado es sorprendente, ahí están las cintas El resplandor o Eso ; por su parte, Pet Cementery , fue demasiado ambiciosa y quizá eso fue su mayor error.
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*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias y Oculus Todo el Cine.