Anon es una cinta original de Netflix, dirigida por Andrew Niccol (experto en ciencia ficción), que narra un futuro donde las personas tienen integrado un ojo especial que registra todo lo que hacen. Una hacker y asesina serial meterá en problemas a la policía, ya que puede cambiar y controlar esa tecnología ocular.
Por Arturo Brum Zarco* La privacidad ya no existe. El ser humano tiene incrustado en su ojo una tecnología muy avanzada que registra todo lo que hace, cualquier acto que realice se guarda en un lugar llamado Éter. Así los crímenes son resueltos fácilmente, sólo basta con que un detective entre a los archivos de una persona y vea cómo delinquió. En este mundo futurista, los policías, en especial los detectives, tienen la capacidad de ver los registros de las personas y así ver sus actos e incluso sus más profundos secretos; la privacidad ha muerto; pero no para todos, hay hackers que han logrado obstaculizar el ojo tecnológico y pasar desapercibido, como un intento de pelear por su privacidad. Entre esos hackers está «La niña» (Amanda Seyfried), no sabemos su nombre ni su pasado; sin embargo, es la presunta culpable de una serie de asesinatos, donde a la víctima le quitan la capacidad de ver y le disparan en la cabeza, es decir, entran en su ojo tecnológico. En un mundo donde todo se maneja gracias a esta alta tecnología, un asesino con tal poder es sumamente peligroso. Al mando de la investigación del caso está el detective Sal Frieland (Clive Owen), quien se infiltrará en el mundo de los hackers para detener a la asesina serial. En ese transcurso descubrirá cosas inquietantes sobre dicha tecnología. Esa es la premisa de Anon cinta original de Netflix y dirigida por Andrew Niccol (quien nos ha entregado buenas películas como Gattaca, Simone y El precio del mañana). El filme es una obra de ciencia ficción y cine negro: tenemos al detective con todos los cliches posibles, es alcohólico, tiene un pasado tormentoso, es mujeriego y le gusta ayudar a las mujeres; por otra parte en el personaje de Amanda está la femme fatale de la cinta, seductora y misteriosa. Asimismo, la fotografía y la ambientación logran unos tonos grises, azulados y opacos que adentran al espectador en ese mundo donde la privacidad está prohibida y no hay secretos. A pesar de la agradable premisa de la cinta, muy al estilo de la serie de ciencia ficción Black Mirror, la narrativa cae por momentos en lagunas confusas y giros narrativos simplistas, y una falta de ritmo que la hace tediosa y repetitiva. La película logra salir de estas desventajas por el gran trabajo que hacen tanto Owen como Amanda, que en un mundo futurista impregnan esa esencia de cine noir. Andrew Niccol sin duda sabe dirigir ciencia ficción, es su género, pero en Anon se queda como a la mitad de la anécdota, nos deja esperando el mensaje importante. Aun así, el gran acierto del filme es hablar del peligro de la tecnología utilizada para el bien de una minoría y además abordar el tema de la privacidad. Con una fotografía adecuada, efectos bien logrados, pero con una narrativa y ritmo que se quedan a medio camino, Anon es una buena propuesta para reflexionar sobre tu privacidad y la tecnología. Algo que está más cerca de lo que creemos.
*Periodista y Realizador. Director de CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias y en Oculus Todo el Cine.
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