Como si de una paradoja se tratara, a pesar de que doña Flor (Adriana Barraza) conoce gente nueva todos los días en su trabajo, es una mujer sola que va y viene de su casa a la oficina. Así todos los días.
La reciente cinta de Natalia Almada, Todo lo demás, induce la mirada a los detalles, poco explorados, de la vida en soledad de una mujer acostumbrada a la rutina.
Cabello corto y castaño, cejas pintadas con maquillaje barato, lentes de armazón transparente que cubren casi la mitad de la cara, rostro de un solo gesto, Flor es empleada del “IME” y todos los días tramita credenciales.
La apariencia, como de una estatua, de doña Flor va más allá de lo que se ve, porque en su hogar, su gato Manuelito parece ser el único que la conoce debajo de todas las cáscaras con las que se oculta.
Soledad, miedo, tristeza, impotencia son algunas de las cáscaras que Flor se pone cada mañana al partir a su trabajo. La capa mayor, la soledad, es aquella que la cubre en toda su condición: desde la laboral hasta la sentimental.
Su viaje en el metro no altera sus capas, al contrario, porque funcionan como protección del exterior. La trama, y poesía al mismo tiempo, que concibe la cineasta mexicana Natalia Almada (El velador, 2011) en Todo lo demás está en el encuentro de Flor con su interior, su yo.
Ahí donde la soledad no es del todo perjudicial sino meramente una condición, doña Flor se hallará a sí misma en un abismo de reflexiones. Abismo que es representado en su esplendor por Almada en una escena abierta en la que Flor está frente a una alberca mientras llueve.
El temor al agua, de Flor, es quizá su salida de la rutina. Vencer ese miedo es, quizá, vencer la soledad. Agua estática y agua en movimiento, el toque de la lluvia con la alberca es un contraste con la pintura del mar en un cuadro que doña Flor observa con los pies en el aire.
Natalia Almada, quien ganó el premio a Mejor Dirección en el Festival de Sundance 2009 por su documental El general, se interesó por la soledad de las mujeres desde el principio. Para la cineasta, la perspectiva femenina es interesante porque, hasta el momento, no hay mucho sobre ese tema.
“Sin duda es una película un poco sobre la mujer mexicana porque andamos en el metro, en el vagón de mujeres. Siempre estamos buscando estos espacios muy femeninos, por decir algo. La vida de doña Flor me interesa porque no hay mucho cine que se hace sobre la mujer”, señaló la cineasta en conferencia de prensa.
Más poética que emocionante, Todo lo demás presenta los detalles de la soledad en la rutina, algo no muy ajeno para la mayoría de los mexicanos, tanto hombres como mujeres.
*Periodista. Reportero y Colaborador en CinEspacio24.
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