Protagonizada por Hugh Jackman (quien demuestra que domina el musical), la cinta El gran showman es un musical que cumple con los requisitos principales de su género: música y canciones “pegajosas”, secuencias de bailes impresionantes y una historia motivacional y bonita.
Por Arturo Brum Zarco* Desde el inicio, la cinta nos muestra el ritmo y color de toda la trama. Vemos a Taylor Barnum (Jackman) bailar, cantar y hablar de su sueño: crear un mundo de magia y espectáculo para todos. Estamos en el siglo XIX, la guerra civil estadounidense ha terminado. Barum es un niño que vive junto con su padre en condiciones económicas precarias. Su padre que es sastre muere a temprana edad y el niño se ve en la necesidad de vivir en la calle. Siempre soñador, Barnum se enamora, desde que era un niño de Charity (Michelle Williams) una niña de clase alta, quien le corresponde ese amor. Ya de adultos, sin importar sus diferentes clases sociales, se casan y tienen dos niñas. Viven sin ningún lujo, pero no en la pobreza; no obstante, Taylor quiere más para su esposa e hijas. Así es como crea un museo con gente extravagante o “extraña” según lo que buscaba: un enano, una mujer con barba, un hombre muy alto, otro muy gordo, trapecistas afroamericanos, etcétera, es decir, junta a una serie de personajes para su show, que no son lo que la gente esperaría ver. Barnum es el maestro de ceremonia y crea un espectáculo que para la época era poco convencional, rompía paradigmas, realizaba un show para el pueblo, más democrático; a diferencia del teatro o la ópera, que eran las artes por excelencia en ese tiempo y bien vistas por las clases altas burguesas. En ese punto hace bien la película en enfocarse, ya que en la realidad Bauman creó o es el fundador del espectáculo de masas, con sólo el fin de entretener. El conflicto aparece cuando Barnum quiere que su trabajo sea bien visto por la “gente buena”, la del dinero, ya que después de que un crítico de teatro se burla de su espectáculo y lo llama vulgar, decide asociarse con un joven dramaturgo, Phillip Carlyle (Zac Efron), para realizar cosas decentes. Entre esa ambivalencia se mueve el personaje principal: ser parte del show que fundó o su intento por convertirse en un pomposo productor de eventos culturales sofisticados. Así contrata a la cantante de ópera Jenny Lind (Rebeca Ferguson) y comienza una nueva aventura en la cinta. En el sentido estricto de la historia El gran Showman no es una biopic, ya que si bien Taylor Bauman es precursor del circo y la cultura de masas, en la cinta se toman libertades y omisiones acerca de este personaje (quien fuera empresario, político e incluso estafador). Esto para presentarnos un musical con un personaje bueno, y darnos un mensaje motivacional y un poco cursi acerca de aceptarnos tal como somos. Si bien la cinta toca puntos importantes sobre las actividades circenses, que en un principio siempre fueron contraculturales, la cinta al ser un musical y una película dirigida para toda la familia sólo muestra un poco de esa contracultura de donde nació el circo: el payaso, los acróbatas, la gente diferente y nómada; es como si viéramos la cruda y gran cinta Freaks de 1932 pero ahora de una forma bonita, con diamantinas y música pop. Dirigida por Michael Gracey, El gran showman cumple al pie de la letra los requisitos de su género, divierte, tiene canciones que al escribir esto siguen en mi mente y su mensaje es claro: aceptarnos tal como somos. Al final es divertida y con agradables escenas musicales y nada más; ah y Jackman es un genio para los musicales.
*Periodista y realizador. Director y Editor de CinEspacio24.
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