Tuvieron que pasar 30 años para que la película de Julio Bracho, La sombra del caudillo de 1960, se estrenara en las salas mexicanas; ya que un día antes de su estrenó militares cerraron los cines y se llevaron todas las cintas existentes de dicha obra.
Por Redacción CinEspacio24 Noticias
La sombra del caudillo del director Julio Bracho, la cual se realizó en 1960, se estrenó el 25 de octubre de 1990 en el cine Gabriel Figueroa, y en 2010 se proyectó con una gran recepción en el Palacio de Bellas Arte por el Centenario de la Revolución. La historia de esta película es un ejemplo de la censura mexicana.
El presidente Adolfo López Mateos entregó en 1958 el Premio Nacional de Literatura a Martín Luis Guzmán, escritor de la novela La sombra del caudillo. Y cuando se le preguntó al mandatario, que opinaba acerca de la adaptación al cine de dicho libro de Guzmán comentó: “ya era tiempo que se filmara esa película”.
Por su parte, Gustavo Díaz Ordaz, entonces secretario de gobernación, leyó el guion de la adaptación de Julio Bracho y le dio el visto bueno. Así comenzó el rodaje de la película, que trata sobre los primeros años posteriores a la Revolución Mexicana.
Bracho adaptó fielmente el libro de Martín Luis Guzmán, y aunque es basada en una historial real los nombres de los personajes fueron cambiados para no provocar conflicto con el gobierno.
Sin embargo, la censura surgió del Ejército Mexicano porque según el general Jacinto B. Treviño no había que recordar ni mostrar las entrañas del caudillismo de la posrevolución.
Las formas de actuar del sistema político mexicano eran mostradas en el filme de Bracho: la corrupción y el asesinato de opositores políticos fueron los temas que abordaba la novela y la película, la cual ganó dos premios en el Festival Internacional de Karlovy-vary en Checoslovaquia.
Pero un día antes de su estreno el ejército mexicano prohibió su proyección. No obstante, el director no desistió de su intento en exhibir La sombra del caudillo. Sobre todo insistió por largo tiempo a Díaz Ordaz, quien siempre le decía: “dame tiempo, Julio”.
En 1978, Julio Bracho murió sin ver que su película se estrenara.
pues ahora mas que nunca el cine tiene el reto de entregar al pueblo de México, múltiples facetas de la historia real, no solo de la revolución, sino desde juárez, hasta lópez obrador, sin falsear los hechos.
Desde luego mi reconocimiento al Sr. Bracho.