Igual que en el caso del capitán Sully, Clint Eastwood (Jersey Boys, Gran Torino) se fascinó por la historia del tren 9364 de Francia, en la que tres estadounidenses lograron salvar muchas vidas.
Por Carlos Ramírez García* Esta fascinación, en su reciente filmografía, es obvia. En El francotirador (2015), Chris Kyle es un soldado americano quien, gracias a su puntería y precisión con las armas, consiguió salvar a muchos soldados estadounidenses. En Sully (2016) el capitán Chesley “Sully” Sullenberger amerizó en el río Hudson y salvó a toda su tripulación luego de que en su avión fallaran los motores. En 15:17 Tren a París, dos soldados (Spencer Stone y Alek Skarlatos) y un estudiante universitario (Anthony Sadler) lograron estropear el plan de un terrorista marroquí a bordo de un expreso que cruza Bélgica y Holanda para llegar a Francia. “Muchas veces piensas que el destino juega una parte en todo, y eso es lo que pasó con estos muchachos” comentó el cineasta quien conoció a los jóvenes, y tras leer su libro se decidió a realizar la adaptación. El nacionalismo a tope es el reflejo de la sociedad estadounidense que el cineasta Eastwood presentó en esta obra. Este nacionalismo, exacerbado la mayoría de las veces, desembocó en lo que es el fin y el motivo de la película: los héroes que salvan vidas. No importa cómo ni a través de qué medios, salvar vidas fue lo más importante en esta cinta basada en el libro escrito por los tres héroes, quienes se interpretan a sí mismos en el largometraje. Si el nacionalismo desembocó en salvar vidas, la exaltación del ejército también lo hizo y, aunado a ello, el uso de las armas fue la justificación primordial. Así estos tres “colores”,nacionalismo, ejército y uso de las armas, por así decirlo, formaron uno solo en los primeros 60 minutos de 15:17 Tren a París. La narración de la historia de estos tres hombres, desde su infancia en una escuela cristiana hasta su madurez en el ejército y la universidad, abarcan la mayor parte del tiempo de la película. Problemas como el bullying, el fracaso y el rechazo se plantean de manera abrumadora en el largometraje dejando solo diez minutos a la acción del atentado. Sin embargo, los flashbacks que aparecen esporádicamente equilibraron el tedioso adoctrinamiento de esta película. Adoctrinamiento porque en muchas ocasiones se promovieron los valores cristianos como la fe, la amistad y, de paso, la elección divina, aquella que dice que los Estados Unidos son el país elegido por Dios. No por nada uno de los diálogos de los soldados fue: “Hemos sido elegidos para este gran trabajo”, quien al principio y final de la cinta oró: “Señor, hazme un instrumento de tu paz”; no obstante, estos valores cristianos fueron contrariados por las propias acciones de los soldados quienes, como buenos cristianos, se fueron de parranda a bares con muchas mujeres. Por si fuera poco, el otro adoctrinamiento vino en el uso de las armas, ya que se realizó una apología evidente al ejército y sus motivaciones en cuanto al uso de las armas para “bien”. De esta manera es que Clint Eastwood presentó al ejército de los Estados Unidos como un trabajo grandioso en el que los soldados gozan de dinero, chicas y diversión. Una exaltación total. El crítico del diario español El País, Gregorio Belinchón, atribuyó el yerro de Clint Eastwood a su poco esmero en sus trabajos. “Nunca reescribe los guiones que elige y acaba los rodajes antes de lo previsto, pero esa velocidad ha devenido en precipitación”, señaló. El poco cuidado a la cinta 15:17 Tren a París en su elementos principales (dirección, guion, fotografía, maquillaje y sonido) es el desacierto que lleva a Eastwood, y falla al tratar de recrear con excelencia esta historia heroica. *Periodista. Reportero y Colaborador en CinEspacio24 Noticias.
Sé el primero en comentar en «“15:17 Tren a París” y el nacionalismo exacerbado de Eastwood»