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«Tiempo Compartido», un paraiso infernal

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Tiempo Compartido, segundo largometraje de Sebastián Hofmann, es protagonizada por Luis Gerardo Méndez, Cassandra Ciangherotti y Miguel Rodarte. Un filme que crítica al capitalismo, la falsa felicidad y nos lleva al infierno que pueden ser unas vacaciones.

Por Arturo Brum Zarco*

@arturobrum

“Necesito unas vacaciones de mis vacaciones”, es una frase muy común, que mencionas (me incluyo) cuando regresas de tus días de descanso, ya que en ocasiones lo que se supone que debería ser un tiempo de relajación, se convierte en un “infierno” por la sobre población de turistas, los precios caros y, lo peor de todo, siempre te quieren obligar a comprar algo. El capitalismo en su máxima expresión.

Así, lo que debería ser un tiempo en un lugar paradisiaco donde tu mente se relaje y disfrute del lugar, es todo lo contrario, a veces terminas gastando más e inscribiéndote en engañosos planes turísticos que te prometen el paraíso.

Esa es la premisa de la cinta Tiempo Compartido, segunda película del director Sebastián Hofmann (Halley, 2012), escrita por Julio Chavezmontes y el propio realizador del filme, quienes ganaron Mejor Guion en el Festival de Sundance.

Protagonizada por Luis Gerardo Méndez, Miguel Rodarte, Cassandra Ciangherotti y Andrés Almeida, el largometraje es una comedia negra, que utiliza secuancias absurdas y metafóricas para jugar con la paradoja de alguien que te ofrece un paraíso pero vas al «infierno».

Pedro (Luis Gerardo) rentó una cabaña en un hotel en Acapulco, donde llega con su esposa Eva (Cassandra) y su hijo pequeño. Un lugar que le pertenece a una compañía internacional llamada Everfields International, que tienen como principal objetivo vender estancias turísticas a largo plazo en su establecimiento, prometiendo que ahí se vive la mejor experiencia del mundo.

Cuando Pedro y Eva están instalados, llegan unos oficiales del lugar para decirles que esa cabaña tiene otro dueño, Abel (Andrés Almeida) y su esposa con sus dos hijos. Ante tal confusión, van con el gerente del lugar quien no les resuelve nada, pero se la pasa ofreciendo disculpas. De una manera absurda, cómica y grotesca las dos familias compartirán el cuarto.

A la par, está la historia de dos trabajadores del lugar, Andrés (Miguel Rodarte), un tipo que tenía un buen puesto como animador pero después de una crisis nerviosa su vida cambió y comenzó a alucinar cosas y ahora se dedica a lavar las tollas del lugar, un trabajo que la cinta describe con una ambientación diabólica (siempre hay toallas sucias y nunca acaban). Su esposa, Gloria (Monserrat Marañón), está harta de él, y se dedica a vender las plazas y las estancias turísticas del lugar, según ella así se convertirá en un miembro importante de la familia Everfields International.

El filme nos presenta la locura de dos personas, Pedro y Andrés, ante la voraz ambición de Everfields International por vender y sólo vender, y para hacerlo llegan a utilzar estrategias poco éticas que pueden volver loco a cualquiera y firmar un contrato sin leer las letras chiquitas. Esa compañia se encarga de ofrecer una felicidad efímera, quienes ofrecen un contrato para quedarse con «tu alma» y tu dinero.

Entre ese mundo paradójico, absurdo e irritable se mueve la cinta para mostrarnos un lugar donde metafóricamente  los empleados, que no se cansan de ofrecer disculpas ante cualquier eventualidad, son pequeños diablos que no te dejan salir.

Ante eso la película tiene tomas cerradas y claustrofóbicas que sumerge al espectador a ese hotel, que parece que no tiene salida; los protagonistas están atrapados, sólo las actividades del lugar son las que cuentan (como si estuvieran en una secta).  Gran acierto en la fotografía y colores de la cinta, que refuerzan la paradoja y por momentos utilizan herramientas narrativas del género de horror para contarnos lo que pasa.

Hay tomas de una brutalidad común que nos llevan a ese infierno que son las vacaciones de temporada alta, por ejemplo una alberca donde no cabe ninguna persona más y aún así hay un señor con una cama inflable en medio de la piscina.

Para lograr su fin la cinta tiene  una música por momentos lúdica pero tétrica que respeta la forma y fondo del filme, y que nos lleva como a los dos protagonistas a la locura.

Tiempo Compartido aborda la alineación del sujeto, el capitalismo voraz, la engañosa felicidad, juega con las contradicciones de la vida, lo absurdo que pueden llegar a ser las vacaciones y lo hace de una manera fina y aplaudible.

 

*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias y Oculus Todo el Cine.

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