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«The dig»: reflexionar nuestro presente a través del pasado

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The dig, dirigida por Simon Stone y protagonizada por Carey Mulligan y Ralph Fiennes, es una conmovedora historia, ambientada en 1939,  sobre un importante  descubrimiento arqueológico en Inglaterra. 

Carey Mulligan y Ralph Fiennes

Por Arturo Brum Zarco*

@arturobrum

Gracias a las tumbas y los cementerios de los pueblos pasados es como conocemos su historia. A partir del estudio arqueológico de estos sitios sabemos cómo vivían, en qué creían y cómo se relacionaban entre ellos; una tumba es una máquina del tiempo.

A esa reflexión nos lleva la cinta The dig, distribuida por Netflix, una conmovedora historia sobre una excavación arqueológica que provocará en las personas que participan en ella momentos de introspección sobre su vida y sus pasiones.

Basada en la novela homónima de John Preston, la cinta es dirigida por Simon Stone y escrita por Moira Buffini, quienes crean una película contemplativa y entrañable, ambientada en Inglaterra a unos cuantos días de que dicho país declarara la guerra a Alemania e iniciara la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, está inspirada en un hecho real, sobre una mujer que contrató a un arqueólogo (que por su falta de estudios académicos era sobajado por los intelectuales de la época) para ayudarla a excavar sus tierras, ya que pensaban que en ese lugar se encontraban objetos vikingos; sin embargo, descubrieron los restos de una civilización diferente. 

El filme nos narra cómo Edith Pretty (Carey Mulligan) propietaria de Sutton Hoo un lugar situado en el condado de Suffolk, tiene la intención de excavar varios montículos que se encuentran en sus tierras. Ella es viuda y vive con su hijo preadolescente, a ambos les gusta la historia e imaginar cómo era el pasado y cómo será el futuro.Edith contrata al excavador Basil Brown (Ralph Fiennes), experto arqueólogo de la zona que aprendió su profesión gracias a su padre y abuelo, y no en los salones de clases. Gracias a la perspicacia de Basil y  la intuición de Edith descubren los restos de una barco funerario del siglo VII.

Entre Edith y Basil nace una bella complicidad sobre el tesoro que han encontrado, ya que para ellos significa una forma de darle sentido a sus vida; ella tiene una enfermedad incurable y sabe que pronto va a morir, él siempre ha sido maltratado por los historiadores de importantes universidades y museos.

La noticia del descubrimiento provoca que el arqueólogo más influyente del museo nacional de Inglaterra llegue al lugar donde labora Basil, y exija a Edith que él y su equipo se hagan cargo, ya que considera que Basil no es apto para dirigir el proyecto. Después de varias discusiones, tanto Basil como los “expertos” trabajan juntos. 

De esa forma, la película va presentar pequeñas subtramas de la gente que se encuentra en la excavación, veremos a una pareja que no son felices juntos, un hombre apasionado de la fotografía que se verá obligado a ir a la guerra, un importante académico que está sorprendido por las cosas que descubren; cada uno, junto con los dos protagonistas principales, vivirán momentos de reflexión acerca de su vida.

En ese sentido, los restos funerarios  se convierten en el detonador para que todos los personajes analicen sus sueños frustrados, sus pasiones ocultas y añoren un futuro mejor, todo esto en el verano de 1939, a unos cuantos días de que comience la guerra y la vida de todos cambie drásticamente.

La cinta muestra cómo esos restos del pasado se convierten en una forma de dar explicación al presente y de soñar con una vida más placentera. Así, el filme explica a partir de una bella poesía visual que los descubrimientos arqueológicos nos sirven no sólo para entender cómo fue el tiempo pasado sino también nuestro presente. Por eso las tumbas son como una máquina del tiempo.

*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias.

 

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