La sangre llama: «Hillbilly, elegía rural» – CinEspacio24

La sangre llama: «Hillbilly, elegía rural»

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Hillbilly, una elegía rural nos narra cómo J.D. Vance, un joven estudiante de Yale, tiene que regresar al lugar donde creció por los problemas de drogadicción de su madre. Cinta dirigida por Ron Howard y con brillantes actuaciones de Amy Adams y Glenn Close. 

Glenn Close y Amy Adams

Por Isaac Piña Galindo*

@IsaacPi15a 

La película Hillbilly, una elegía rural (Hillbilly Elegy), nace de las memorias de juventud de J. D. Vance, emprendedor y comentarista sociopolítico con simpatías por el partido republicano.

Hillbilly, una elegía rural narra cómo Vance (Gabriel Basso), un joven adulto que lucha por estudiar en la universidad de Yale, debe volver a los Apalaches para ayudar a su madre, quien sufrió una recaída en la drogadicción.

El retorno al hogar cataliza en Vance un repaso afectuoso pero duro sobre su infancia y adolescencia, cuando vivió tanto con su madre como con sus abuelos, donde fue educado en valores pragmáticos, férreamente inculcados, sobre todo, por su abuela.

La historia se desarrolla entre pasado y presente, con la ayuda de un narrador fuera de cuadro (el mismo Vance), quien aporta reflexiones o algún dato importante sobre la zona y la familia protagonista.

El veterano director Ron Howard encuentra un trabajo franco y cándido en la adaptación escrita por Vanessa Taylor, virtudes narrativas que Howard aprovecha para trasladarlas a la pantalla y convertirlas en el motor del filme mismo.

En esencia, Vance pareciera que busca autoanalizarse al mismo tiempo que estudia a su familia, específicamente al atestiguar los bruscos desencuentros entre su madre Bev (Amy Adams) y su abuela Bonnie (Glen Close), así como el consecuente impacto en su educación.

No obstante, porque una comunidad marginal es la gran protagonista de esta historia, Taylor y Howard han debido sortear el peliagudo problema de no fomentar los prejuicios y las mofas sobre los montañeses (los hillbillies del título), aunque la zona, tristemente, sí se caracterice por su empobrecimiento económico, cultural y educativo.

El notable acierto en Hillbily, una elegía rural recae en la perspectiva de Vance, quien actúa como una suerte de viajero perdido en el “mundo exterior”, cuya naturaleza meditabunda revalúa sus memorias de juventud, todavía con el cariño de aquellos días, pero ahora rememorados a través del microscopio de la madurez.

De forma tangencial, Howard y Taylor abordan la problemática del sueño americano, el famoso American Dream popularizado en las décadas de 1930 y 1940, que definió la búsqueda de múltiples generaciones estadounidenses por superar su estatus socioeconómico y vivir en plenitud, una batalla aspiracional que terminó por asfixiar a los descendientes de dichas generaciones.

Intuimos que la rabia latente de Vance no está dirigida hacia la turbulenta dinámica intrafamiliar, sino que su coraje se hunde directamente en la paradoja de los ideales del sueño americano. Paradoja porque Vance parece encarnar el triunfo del sueño al poder estudiar en la prestigiosa Yale, pero de forma paralela lo carcome la culpa de saber que su madre perdió toda esperanza, y ahora parece destruirse por las expectativas insatisfechas del mismo American Dream.

Las geniales actrices principales, Glenn Close y Amy Adams, cumplen con creces en la tarea de dar vida a Bonnie y Bev Vance, respectivamente. Cabe mencionar que el tono de la dirección de Ron Howard se inclina por un melodrama intenso, en ocasiones crudo, que subraya cada problema (negligencia parental, adicción y pobreza) con la puesta en cámara y los diálogos, de tal forma que cualquier rastro de un enfoque algo más matizado se descarta desde los primeros veinte minutos.

El trabajo de Howard con Close y Adams destaca por la conciencia, tanto del director como de las actrices, de que las interpretaciones concentran y potencian los tópicos del filme. La confrontación entre ambas actrices se origina en sus maneras opuestas de entender el cuidado de los hijos y el hogar, pero poco a poco el conflicto avanza a un territorio psicológico, donde el pragmatismo de la abuela contrasta con la histérica y sumamente emocional actitud de la madre.

Close y Adams protagonizan un duelo actoral que por momentos resulta más cautivante que el relato del mismo J. D. Vance; el guion de Vanessa Taylor provee las escenas necesarias para que ambas actrices luzcan su arsenal histriónico; lo cual constituye un acierto narrativo puesto que el mismo duelo Close/ Adams eleva la película de un drama ramplón a un épico combate de voluntades, cuya intensidad desencadena un emotivo dilema sobre la familia, los valores y la maternidad.

Por su proximidad a la temporada de premios, es decir, el circuito de premiaciones en su mayoría estadounidenses, la cinta  ha sido tachada como “anzuelo de Oscar”, y por tanto ha sido recibida con suspicacia o, penosamente, es rechazada de forma tajante.

Existe la posibilidad de que hubiera un cálculo mercadotécnico detrás de ello, pero más allá de eso la película se sostiene gracias a que Howard dirige de manera efectiva un drama familiar con guiños al género de drama con crítica social.

El trabajo de Vanessa Taylor y Howard logra humanizar personajes generalmente retratados como caricaturas o como villanos ultraconservadores, sin apartar la vista de sus desaciertos ni de su forma de pensar ni de actuar. En ese esfuerzo son ayudados por la honestidad y el sincero cariño del autor original, J. D. Vance, quien parece buscar comprensión y respeto al contar la historia de su familia.

*Cineasta, analista y colaborador de CinEspacio24 Noticias 

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