Para hablar del humor blanco en el cine mexicano es necesario conocer el legado de Fannie Kauffman, mejor conocida como Vitola, una mujer que gracias a su enorme talento para la comedia logró forjar un legado durante la época de oro del cine mexicano.
Fannie Kaufman no nació en México, sino en Toronto, Canadá, el 11 de abril de 1924. Su padres, junto con ella, se mudaron a la Habana, Cuba, cuando era una recién nacida. Su amor por las artes nació a una corta edad, influenciada por su deseo y el de su familia de que se dedicara a la ópera, a la edad de 12 años entró a estudiar al Conservatorio de Música y Artes.
Durante su adolescencia tuvo un desarrollo físico muy notable. Alcanzó una estatura considerablemente alta, que junto a su figura delgada y una peculiar nariz, hacía que la gente se riera de ella cuando subía al escenario, algo que poco a poco aprendió a usar a su favor.
Al concluir sus estudios, a la edad de 21 años decidió buscar fortuna en México. Como si fuera parte de un plan del destino, Vitola llegó con el sueño de ser artista a un país con una industria cinematográfica que estaba viviendo su mejor momento.
Sus primeros trabajos en tierras mexicanas fueron en el Teatro Abreu, donde solía presentarse como cantante, aunque no tardaría mucho en incursionar en la industria del cine. Debutó en 1946 con un papel en la cinta Se acabaron las mujeres del director Ramón Peón.
Rápidamente la carrera de Vitola comenzó a tomar relevancia, ya que su nombre comenzó a ser cada vez más reconocido, sólo que a diferencia de otras estrellas de la época como María Félix o Lilia Prado, Vitola no era reconocida por su belleza física, sino por su peculiar comedia blanca que logró cautivar al público mexicano.
Aun cuando ya había conseguido participar en la industria cinematográfica, continuó su trabajo en el Teatro Arbeu, donde un día tras terminar una de sus típicas funciones fue contactada porGermán Valdés “Tin Tan”, quien se encontraba entre el público durante el espectáculo, de inmediato aplaudio el talento nato de Vitola.
Esto llevó a Tin Tan a ofrecerle a Vitola un papel en su cinta La vida en broma (1940), película que comenzó a abrirle aún más puertas a la actriz. Esto provocó que Germán Valdés la invitara a otros proyectos, de entre los que destaca la película El rey del barrio (1950, Gilberto Martínez Solares).
El legado de Vitola forjó un antes y un después en el estilo de comedia que se hacía en México, y más importante aún, inspiró la idea de que la comedia también podía ser hecha por mujeres. Gracias a ello, surgieron otros iconos de la comedia en México como La Tostada y La Guayaba.
Tristemente el 21 de febrero de 2009 falleció a la edad de 84 años, dejándonos una carrera en cine y televisión tan peculiar como su famoso apodo sacado de una marca de puros.
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