«Cold War» el amor es contradicción

Comparte el cine

Cold War, del director Pawel Pawlikowski, es una historia de amor sincera, realista, conmovedora, con bellos y desgarradores contrastes. Ambientada en la Polonia de los años 50, en la pos guerra, nos cuenta el amor entre un director de música y una cantante, que a pesar de estar enamorados viven atrapados en sus diferentes ideologías. Una obra maestra.

Por Arturo Brum Zarco*

@arturobrum

El amor es contradictorio; es impaciente, a veces irracional, visceral; por otra parte, es sensible, cursi, romántico, pasional. Quizá por eso las historias más bellas de amor son aquellas donde la pareja está destinada a no estar junta. Bien lo entendía Shakespeare cuando escribió Romeo y Julieta.

Sin embargo, últimamente nos invaden historias cinematográficas que abordan el amor de una forma irreal, sin contrastes, sin metáfora, con sentimientos absurdos y manipuladores.

Afortunadamente, hay directores que hacen la diferencia, que nos muestran que una historia de amor es incansable pero a la vez bella; como una loca y absurda paradoja.

Para ejemplo está la hermosa cinta Cold War, del director polaco Pawel Pawlikowski, quien ganó con esta película el premio a mejor director en el Festival de Cannes 2018.

En Cold War, utiliza algunos elementos narrativos de su anterior cinta Ida, con la cual ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2015. Vuele a usar un formato de cine de 4:3 (cuadrado) y de nuevo una fotografía en blanco y negro.

No obstante, las dos cintas tienen diferencias notables, en Ida no había mucha música, ni close up, y pocos movimientos de cámara. En Cold War, Pawel, utiliza una banda sonora que se convierte en un personaje más, movimientos de cámara como una danza seductora y resalta más el contraste de color entre el blanco y negro.

Es decir, a pesar que a primera vista Cold War tiene los mismos elementos que Ida, Pawel reinventa su narrativa y muestra que es un director que le gusta buscar diferentes formas para contar su anécdota. En esta caso una bella, desgarradora y realista historia de amor.

Cold War nos lleva a la Polonia de la pos guerra, en los años 50, en plena Guerra Fría, cuando el país estaba dominado por el estalinismo. Dos músicos visitan varios pueblos para conocer las canciones locales del país y así crear un espectáculo de música y danza sobre las tradiciones y costumbres de Polonia.

El encargado del proyecto es Wiktor (Tomasz Kot), un director de música, que no está cómodo viviendo en un sistema socialista. A las audiciones para decidir quienes serán los protagonistas llega Zula (Joanna Kulig), una joven carismática y con talento, quien se queda con uno de los papeles.

Así, comienzan una gira por toda Polonia cantando y bailando música regional; sin embargo, el gobierno le exige a Wiktor que realicen espectáculos donde alaben a Stalin y al socialismo.

Esto último sólo es el contexto de la cinta, ya que aunque toca temas políticos, estos sólo son el pretexto para la historia de amor que veremos: Wiktor y Zula comienzan un romance pasional y se enamoran obsesivamente; pero ella está contenta en Polonia, él no; y a pesar de su gran amor, Wiktor decide escapar del país e ir a Francia, donde comienza una exitosa carrera como músico.

Después de un tiempo, Zula decide buscarlo, ya en Francia la pareja de nuevo está junta y ella llega a tener un gran éxito como cantante; pero es infeliz viviendo ahí. El filme nos muestra un amor puro, verdadero, lleno de ideologías y contradicciones. Un amor que se fortalece con la ausencia, pero se debilita con los deseos de cada uno.

Con una música que acompaña el paso del tiempo, una fotografía que parece hermética pero a la vez acogedora, diálogos puros, sensibles y hasta crueles , secuencias por momentos lentas y en otras rápidas, actuaciones desoladoras y conmovedoras, Cold War es un ejemplo de que la vida es una contradicción. Una de las mejores películas que se han hecho sobre qué es el amor.